-Mamá no tengo hambre

-Lo sé... pero necesitas comer -Se acerca a mi cama y deja la bandeja -Son las pastas en salsa Alfredo que tanto te gustan

-Mamá, ni siquiera sabes que me gusta

Comienzo a guardar las fotos de Abril.

-Hija... sólo intento cuidarte -La miro frunciendo el ceño

-¿Cuidarme? ¿Si no lo hiciste cuando era niña, cómo vas a hacerlo ahora? Demasiado tarde ¿No crees? -Sé que la acabo de herir, pero estoy tan furiosa y triste que en ese momento nada de eso me importa, aunque estoy consciente que más tarde me arrepentiré de mis palabras.

-Perdóname hija -Se sienta en la cama -Sé que nunca he sido la mejor madre, sé que no estuve contigo en los momentos que más me necesitabas y lo siento

-No entiendo porque esta vida es tan injusta -Digo sin mirarla, ignorando lo que sea que haya dicho -Tú tenías a tu hija viva y ni siquiera te importaba Y yo que todo lo que he hecho es entregarme en cuerpo y alma a mi bebé y la vida me la quita -El nudo crece nuevamente en mi garganta y estallo en llanto una vez más. Mi madre lentamente acaricia mi brazo, lo hace con timidez

-Lo siento tanto, hija. Yo... me siento tan arrepentida de no haber estado contigo. Y en realidad, la muerte de Abril y el estar a punto de perderte me hizo recapacitar, tarde, lo sé. Pero quiero compensarte el tiempo perdido

Yo me quedo en silencio, porque en este momento nada de eso me interesa y ella prefiere cambiar de tema

-Mira... hay algo que debes tener -Alcanza su bolso y saca de ahí una libreta de un color azul pastel -Antes de venir, creí que tal vez esto te ayude a recordar algunas cosas. Era tu diario, luego de que murió Abril, te servía mucho escribir. Me lo lleve para evitar que lo encontraras porque... No queríamos que supieras la verdad.

Lo tomo lentamente, recuerdo este diario, lo tenía desde hace mucho tiempo pero nunca había sentido la necesidad de escribir, ahora que lo abro lentamente me doy cuenta de que si sentí esa necesidad con la muerte de mi hija. Mi madre se aleja lentamente de mí y se sienta en el sillón de mimbre de mi habitación mientras yo me debato si sería bueno o no, comenzar a leer esta libreta cargada de emociones agrias.

NARRADO POR PONCHO

Flashback

Ella estaba un poco resfriada, siempre ha tenido las defensas algo bajas y el clima cambiante en esa época del año no le favorecía en nada. Dejé de ir esa mañana a la universidad para quedarme a cuidarla, lo cual para mí en definitiva era un placer. Prepararle su bebida calienta favorita, sentarme a abrazarla en el sillón mientras para calmar su frío, consentirla dejándola ver una de esas películas dramáticas que tanto le gustan aunque terminara llorando como en esa ocasión, cuando la protagonista, luego de advertirle al chico que no se enamorara de ella, le confiesa que tiene cáncer terminal y muere y yo tuve que terminar consolándo a mi novia

-¿Por qué te haces el rudo? -Preguntó mirándome, acurrucada en mis brazos en aquel sillón de su departamento -¿Cómo es posible que no llores con una película así?

-Pues... justo por es, porqué es una película -Ella negó con la cabeza

-Sólo porqué te haces el rudo

-No me hago el rudo mi amor. Así soy... deberías haberlo notado en estos 15 meses de novios que llevamos

-No lo eres. Te haces... -Me miró a los ojos y sonrío -Escúchate... siempre me llamas "mi amor" o "princesa" Si tu corazón fuera tan duro como aparentas no estarías intentando consolar a tu novia por una película dramática, ni hubieras faltado a clases para venir a cuidarme. Si lo fueras yo no me habría fijado en ti. No creas que tu sexy trasero fue todo lo que me enamoró de ti eh

La Memoria Del CorazónWhere stories live. Discover now