«… sin importar las circunstancias, las adversidades, el lugar o el mismo tiempo.»

¿Cómo esa leyenda había logrado penetrarlo tanto a tal punto de estar soñando con ella?, ¿acaso era tan infantil? Pero estaba ahí y las ganas por conocer el final de su hilo estaban ahí. Después de meditarlo un poco más, hizo un último intento por sujetar el reloj de mesa, rindiéndose. Jisung seguía en la misma posición y se marchó gracias a que podía moverse libremente. Caminó el mismo recorrido de antes, pues ahí estaban aún los chicos mayores. No existía para nadie.

Con la entrada de un trainee en escena, un destello pasó frente a él que pronto adquirió un tono rojizo e invadió cada rincón, lastimando su visión y obligándolo a retroceder. Con cautela se percató que era generado por los hilos conectados a sus respectivas uniones. Volvió la mirada a su meñique, notando que el suyo seguía intacto y al tocarlo, este se movió con suavidad. Había perdido la cabeza, era como ser protagonista de un típico k-drama de fantasía y romance.

Su rumbo se desvió en media agitación. Si quería respuestas, debía salir de ese edificio y ciertamente, nunca salió solo a ningún lado desde que abordó el avión a Corea. Entró a una habitación, curioso, y el resultado fue esperado: vio lo que no debía ver; sus seniors abrazados y besándose. Pese a la vergüenza de encontrar el acto, Renjun debía quitarse la incertidumbre. Observó sus manos, mismas que no estaban unidas por el hilo rojo. Mientras el de Suho se mantenía tenso, por probablemente estar siendo jalado a una larga distancia, el del otro caía en una muy corta. Con sorpresa observó que su hilo era muy corto, aunque no estaban unidos.

¿Y si su alma gemela resultaba ser una persona totalmente inesperada? Sintió un mareo. Salió corriendo rumbo a la sala de prácticas que aún tenía la luz encendida. Al llegar se encontró al líder Taeyong junto a todo 127, a excepción de los menores. Soltó un suspiro, pues se sentía agotado y mentalmente cansado; se armó de valor para examinar cada uno de los meñiques y ahí cayó en cuenta que su propio hilo estaba alzado.

Renjun estaba aterrado, como todo niño que no entiende cómo se supone que los destinos ya están unidos desde que nacen. Su hilo se veía firme, fuerte y.

—Una broma que se salió de control.

Siguió el camino del hilo, con el corazón en la mano. Allí, parado frente al gran espejo, vio el final de su hilo. Jaehyun, su hyung con quien sus interacciones eran mínimas, se erguía como su alma gemela. El chino recordó varias ocasiones que lo consideró un hombre atractivo, pero también pensó que su propia mente le estaba haciendo creer situaciones imaginarias.

«Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: “aquí termina tu hilo”, pero al escuchar esto, el emperador se enfureció. Creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la niña se hiciera una gran herida en la frente.»

Cuando su mano lo tocó, él volteó en su dirección, haciéndolo flaquear unos segundos por la reacción. Se le quedó observando fijamente, a esa mirada desconcertada que por un momento lo sintió. Este giró de nueva cuenta hacia sus compañeros y aprovechando la distracción, Renjun trató de quitar los hilos, acto imposible. En cambio, él reaccionaba a su tacto como si fuera el único que podía sentirlo.

Se rindió. Lo observó acercarse, coqueto, a un Taeyong que celebraba la unión del nuevo gran proyecto de la empresa. Vio su meñique, el de todos; ninguno estaba conectado y saber si alguno finaliza con alguien más de la empresa, llevaría tiempo. Pero, ¿acaso valía la pena arriesgarse si no sabía si recordaría todo a la mañana siguiente?, ¿o si todo era real y no producto de su imaginación? Su cabeza volvía a doler, debía volver.

Renjun se desvaneció en medio del pasillo. Su cuerpo fantasmal se hizo polvo y perdió el conocimiento.

[ . . . ]

El chino resopló varias veces. Ya ni siquiera sabía cuántas veces lo hizo en lo que iba de tarde a causa del mismo individuo, quien disfrutaba de causar los lindos pucheros en el menor.

Ambos comenzaron a acercarse a cuatro años del debut de la marca NCT. Fue un día de grabación en el que todo el grupo se reuniría que Jaehyun llegó a hablarle por una actividad en conjunto. Ese momento clave los juntó, y aunque no se podían frecuentar demasiado, el afecto que sentían el uno por el otro era distinto.

Por eso, ese día de grabaciones en donde participarían, se encargaron de llegar un poco antes que los demás.

Sentados frente al estudio, Renjun le compartía un poco de su gusto musical. Genuinamente a él le gustaría tener un dueto junto a su hyung, mas su esperanza de debutar como solista era casi nula. Viendo que tenían gustos similares, Jaehyun le prometió que algún día tendrían mejores oportunidades para coincidir.

El menor recordaba un sueño distorsionado en el que conocía al amor de su vida. En ese punto de su vida en el que sabía perfectamente sus preferencias, pasaba de vez en cuando esperando que ese hombre realmente existiese.

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Otra vez les di una historia de amor destinado al Jaeren y me di cuenta cuando lo acabé, perdón(?

linum | jaerenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora