RECAIDA // SOUKOKU// One-Short

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⚠️ Esto habla de Auto lesiones,suicidio, baja autoestima, anorexia, bulimia y depresión

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𝄃𝄂𝄂𝄀𝄁AUTOLESION, BAJA AUTOESTIMA, DEPRESION Y SUICIDIO𝄃𝄂𝄂𝄃

Dazai se sentía mal.

Hoy simplemente era un día más, se levantó después de una noche sin poder consultar el sueño y lo poco que había logrado estaba lleno de pesadillas. Se levantó y fue a lavarse, se quitó la ropa e inconsciente, se miró al espejo, miró su cuerpo y, como siempre, sintió asco. Se duchó asegurándose de quedar limpio, salió y se secó, miró sus vendas y empezó a vendar sus ya maltratados brazos, anoche si se había lastimado de más.

Al terminar de vender todo su cuerpo, se puso su ropa y se dispuso a salir, fue a la agencia y pidió un café con algo de pan. A veces los mejores placeres de la vida son tan simples como comer.

Al terminar, subió a la agencia, en donde solo sonrió y saludó a todos. Con tranquilidad llegó a su puesto y empezó a trabajar. Hoy no tenía ganas de molestar, así que simplemente se dedicó a mirar los deberes de hoy.

Al terminar la jornada, fue junto con Atsushi a los apartamentos de la agencia, hablaban de cosas triviales, al final cada uno se despidió para entrar a su propio apartamento, volvió a su propio infierno, en el cual solo podía hacer una cosa: pensar. Pensaba y pensaba, en todos los acontecimientos de su vida, cada cosa que había pasado en esta desde el momento en que nació, maldito momento.

Miró los vidrios rotos y los tomó, era ya algo de rutina. Miró su brazo y quitó el vendaje, mostrando los múltiples cortes, algunos ya con cicatrices y otros abiertos. Tomó el vidrio y solo fue cuestión de tiempo, para que la sangre empezara a brotar. Pero él no sentía dolor, solo la pequeña comezón, y luego nada.

Culpabilidad, miraba su brazo y la sangre, miraba cómo otra vez volvía a eso, como si fuera un círculo vicioso, solo que en este no necesitaba a nadie para que ayude a su vicio, solo el mismo.

Se levantó con desgana y lavo las nuevas heridas, cuando la sangre paró, se secó el brazo y lo volvió a vendar. Se tiró en el furgón, no tenía ganas de hacer nada, ni siquiera de cambiarse de ropa. Y se sentía tan mal hasta el punto de necesitar a alguien con él.

Recordó a aquel pelirrojo de ojos azul y café, que siempre estaba ahí para ayudarlo a curar sus heridas y a quedarse ahí en silencio junto a él. Lo llamo, aunque no se sorprendería que no le contestara

Todos se cansan de alguien que no cambia, ¿por qué él sería la excepción?

Cómo esperaba, Chuuya no contestó al tercer llamado, era obvio, ya estaba cansado de él. Simplemente, se tapó la cabeza listo para intentar de nuevo conciliar el sueño, aunque claro, al igual que la otra noche, esto no pudo.