*~~* One-Shot *~~*

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—Claro.

Sirve otra copa de vino, que aparece de la nada en la mano de Hob. Le gusta que él se lo tome con naturalidad, como si no hubiese nada que reemplazará las peculiaridades de Dream incluso en la vigilia.

En silencio, beben. La mujer en el escenario, detiene una canción para recitar parte del poema, se aferra al micrófono como lo haría a la mandíbula de su amante dispuesto a darle un beso. Ella realmente está pensando en eso mientras las palabras brotan de su boca. Piensa, ansía, se desdibuja en su propio placer marchito. Ella sueña, él observa lo que ella sueña, le regala escenarios más felices, días en los que no dijeron adiós, sino que se quedaron para amarse bajo una noche sin luna. Ella termina de cantar, Dream se ha acabado su copa.

Deberías traer a más como ella —menciona, queriendo que haya otra canción más, para poder absorber esas ideas hondas.

Pone su copa la mesa, adivinando en el reflejo del cristal que Hob se ha girado para mirarlo al hablar: —Podrías venir conmigo al campus, hay muchos chicos que aparecen para pedirme espacios, pero no tengo tiempo de atenderlos a todos.

Sunniva les dijo a todos que tú y yo estamos saliendo —confronta, sabiendo que le pedirán que lo deje pasar.

—Conoces a las personas, les gusta juntar cosas —es la breve respuesta que obtiene, junto a una sonrisa comprensiva.

Tiene en su mente todas las réplicas adecuadas, las contestaciones que convertirían en discurso en una declaración abierta, los sonidos que lo haría todo amigable, confortable. Pero solo conoce un modo de ser, le de un Dios, un ser Superior en todo sentido a los mortales que se sientan a su alrededor y por los que no llega a tener más que breves vislumbraciones de los que podría ser un sentimiento; aunque sienta y ame mucho.

Creo que estamos bien como pareja.

El atragantamiento de Hob con su propia copa de vino es sorpresivo. Sus ojos grandes y sus múltiples sueños de una vida conjunta rodean a Dream como una segunda piel; son todos ellos una muestra más de la ceguera que ha mantenido siempre hacia los humanos, a sus costumbres no del todo civilizadas. Pero allí está, él más empecinado de ellos, amándolo solo con la mirada.

—¿No vas a intentar morir de nuevo, verdad?

No, al menos no mientras me trates bien.

Sabe que ha sido abrazado, porque el mundo de fuera desaparece y solo queda la calidez, el apabullamiento y el olor de la vida, pegado a Hob así como su inmortalidad y la terquedad que lo tiene allí.

I am feeling your face in the dark
I'm hearing you breathe in the dark
I am tasting your lips in the dark
I'm holding you close in the dark

El sonido del sexo es siempre sucio, escandaloso, lleno de baches y tropezones. Nunca le ha parecido tan estético como lo plantean algunos, más bien, se parece a sus pesadillas, donde hay un inicio acunado que luego se convierte en un monstruo de mil ojos al que no le puedes mentir. A Dream siempre le han gustado sus pesadillas, entre más horripilantes mejor. Por eso, cuando está sujeto a la pared del pasillo, con los muslos apenas sosteniéndose en la cadera de Hob, los pantalones a media pierna y dos dedos incrustados en su interior, no acalla el sinsentido de frases que quieren escapar de su boca, junto con las onomatopeyas que lo acompañan.

Puede que aún haya clientes abajo, puede que alguno de ellos lo escuche, pero que le importa, este es su templo, hecho a su medida y va a disfrutar de su sumo sacerdote con todo el prevaricato que ello conlleva. O quién sabe, quizá ahora, como se lo explicó Death, las leyes antiguas no son tan fáciles de aplicar sobre su persona.

In the DarkWhere stories live. Discover now