In the Dark

*~~* One-Shot *~~*

I'm from where the magic is
I'll give you what I cannot take away with me
And the sunlit day and moon
I wanna have a silent kiss, I wanna make you mine,
I'm thinking how (you) can't leave me now
Stay with me somehow

En verdad solo hay una caída, una profunda e insistente caída. Se supone que debía ser diferente, más doloroso, definitorio, infranqueable, pero se siente igual que siempre, solo que sin la posibilidad del tiempo. Tampoco oscuridad. En realidad no hay nada. Es una nada extraña, que no tiene nada que ver con la lobreguez conocida en el vientre de su madre.

La muerte es, a fin de cuentas, escapar de ellos.

Vagar allí no es cómodo, pero tampoco una sensación que lo haga querer otra cosa.

¿Se supone que así será por siempre?

—¡Es una completa estupidez! —La voz que interrumpe su propia eternidad es conocida, bienvenida y remueve los pocos sentimientos que alberga.

—No puedes llamar estúpida mi existencia —su hermana no se oye muy enojada en realidad—. Hob Gadling, mi hermano tomó su decisión y yo hice lo que debería hacer.

—Entonces... ¿Puedo darte mi inmortalidad por su vida?

—No.

—¡¿No?! ¿Por qué no?

—Porque ya está muerto, además de que no funciona así, la vida de las criaturas no es intercambiable.... Lo lamento, Hob, sé que lo aprecias mucho, pero, volverá... de otras maneras, aunque...

—No, no, no... escuché a tu hermana. Eso no es volver, y no puedo pararme a mirar a Daniel crecer y llamarlo Dream.

Hob sigue siendo tan idealista, tan lleno de vida, tan ajeno a los pesares. Cuando tomó la decisión de ir por Orfeo supo que no era algo que podía contarle como una historia graciosa, que no sería nada de lo que su amigo pasaría de largo como otra de sus locas aventuras. Hob se preocuparía, y si él se preocupaba caería en el error de querer volver a verlo, lo cual lo obligaría a seguir vivo. No podía mentir sobre cumplir su cita.

Supone que su existencia seguirá siendo un remanente hasta que Daniel logré dominar por completo lo que significa ser un Eterno, se desprenda por completo de las cualidades humanas de las que lo dotó su madre. Tomará tiempo, pero Dream puede esperar, ahora por fin puede satisfacer su cansancio con el sueño, de una manera en que en su vida no logró hacerlo.

—Él ahora es Dream —prosigue Death, con un tono conciliador.

—¡No! Conozco a Dream. Daniel ni siquiera puede mirarme a los ojos o reconocer sus propias preferencias. Le ofrecí té de menta y lo rechazó.

—¿A mi hermano le gustaba el té de menta? —hay genuina sorpresa en el tono.

—No lo sé, nunca lo dijo. Pero jamás lo rechazó.

Deja que la voz de Hob lo arrulle a través de la discusión, como una suave manta protectora. El té le daba igual, pero su amigo estaba siempre tan deseoso de hacerlo sentir acogido, la única criatura en el universo que lo veía realmente desvalido, queriendo cuidarlo, creyendo que sus frágiles acciones humanas podrían contra la tortuosa acumulación de culpa en el inconsciente colectivo. Hob siempre ha sido mejor que la mayoría, peor que todos juntos. Hob es el más humano de los humanos, la más imperfecta de las criaturas, tan presto a sorprenderse y volver a iniciar. Dream no lo había querido lo suficiente, sus pocos gestos de afecto no fueron suficientes para agradecer la plenitud de los ofrecimientos del otro.

Se sumerge en el sueño sin sueños, pensando en Hob, en su apartamento lleno de artículos viejos, de libros más antiguos que la propia imprenta, con sus chaquetas viejas y su semblante de campesino que nunca pudo abandonar.