In the Dark

*~~* One-Shot *~~*

Afuera, las personas continúan con su espectáculo. La tercera escena ha terminado.

Dream piensa en el lejano 1389, en el hombre que dijo que no moriría porque nunca tendría la intención de hacerlo. El mismo que le ha pedido, miles de veces que no arriesgue su existencia por cosas absurdas, que le ha mostrado sus penas en un intento de que comprenda las propias. Claro que Hob no permitiría que muriese, no lo dejaría descansar en paz. Se siente absurdamente conmovido por ello.

Come with me where the magic is,
There's more than light we could share
We could join the sun and moon if you want to

Para cuando Hob entra en el apartamento, Delirium ha logrado que todos tomen un vaso de agua, aunque no van a beberla, y paseen por la sala pensando en opciones viables para la situación que se vive. Destino, de pie al lado de la ventana de la cocina, parece un anciano al que el tiempo ha condenado al ostracismo; no le ha hablado, Dream piensa que es lo mejor, no hay cosas buenas que quiera decirle a su hermano. Desire y Despair, sentados juntos en el sofá de dos piezas, son un espejo extraño de la propia incomprensión de Dream.

―¡Qué carajo! ―la voz del inmortal se disgrega en su propio recinto por un segundo, pareciendo arrepentido de haber entrado allí―. ¿Va a morir otro de ustedes? ¿O planean matarme?

Ante esto último, Hob encuadra los hombros como el militar que fue alguna vez y fija su vista al frente con altanería.

―Es por mí. ―No se ha movido del punto en el suelo donde se materializó, no se atreve a cruzar la habitación, respirar con fuerza o intentar constatar si todo esto no es más que una forma elaborada de purgatorio para su consciencia.

Mira las vigas del techo, con algunas telarañas y signos de fuego. Alguna vez allí alguien dejó quemar algo. Él es una de esas vigas, él es una más de esas obsesiones de Hob que no pierde a través del tiempo. Le pertenece a Hob como una de sus ideas absolutas.

—¡No estabas muerto!

—¡No me puedo morir por tu culpa! —está enojado, reconoce. Odia realmente el hecho de que Hob le quiera tanto. ¿No podía simplemente desprenderse de tu imagen como una cosa estática? ¿No puede su pequeña mente humana aceptar que ahora Dream no es suyo en ningún sentido, sino un ser que pertenece a la creación y el universo?

Lo sabe, lo siente en la forma en que el suelo del lugar es tan cómodo como el mejor de los colchones y la chimenea le llena de calor incluso sin estar encendida. No se pertenece. La continua adoración de Hob a su imagen lo ha convertido en el pequeño Dios de un pub Londres, estará atado a este sitio mientras haya quien alimente la energía creativa, el instinto de vivir... Hob es inmortal.

Debería reírse, sentir algo mientras escucha como Despair cuenta los pormenores de aquello a Hob Gadling; solo puede pensar en la nada tan ansiada a la que jamás será lanzado, la oscura voz de su hermana le recuerda que no debería estar allí. Dream, o Daniel, le ruega a Hob que cuide bien de él, pues entiende que sigue siendo una extensión del ensueño y del poder total de los infinitos y que su pérdida sería una pérdida para él. ¿Es Daniel ahora más Daniel mientras Dream sigue con vida? ¿Son ahora la misma cosa disgregada en dos entidades? ¿Son a su vez independientes y conectados? No tiene ganas de averiguarlo, no cuando gira sobre su costado. No le importa, no quiere que le importe.

Se sumerge en un sueño sin sueños. Cómo no va a morir, le importa poco realmente vivir.

Despierta en una cama mullida, con un edredón suave sobre él. Death está sentada a su derecha, leyendo un libro que muere en sus manos, desvencijado por el tiempo que ha estado guardado. Seguro es una de esas reliquias que Hob se empecina en conservar.