Sendokai Ocs

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Ese día tuve mí primer beso. Fue como si todo dentro de mí se derritiera y no importará nada más que nosotros dos. Olvidé el misterio de mí madre, los problemas con mí padre y el miedo de ser el único consciente de esas sombras.

Me sentí tan bien.

Si antes ya pasábamos tiempo juntos ahora más, solía pasar más tiempo en su casa que la mía, sus padres casi no estaban así que pasábamos mucho tiempo solos.

Cuando empecé a volverme más bueno en las materias solía corregir de vez en cuando cosas básicas de lo que Javier estaba estudiando, al principio hacía muecas raras que no entendía pero después me sonreía y me invitaba a ayudarlo. Aprender temas avanzados me hizo mejorar en mis notas y volverme el mejor de mí clase.

Ahora cada vez que él tenía complicaciones con sus estudios me pedía ayuda y me agradecía saliendo a alguna parte a comer, ir al cine o dándome regalos.

"Realmente eres muy importante. Me alegra haberte elegido"

Amaba pasar tiempo juntos pero lo especial que me hacían sentir sus palabras y caricias ningúna salida era capaz de superar eso.

...

Después conocí a Damián. Uno de los varios alumnos nuevos que ingresaron ese año. Se sentó conmigo por orden de la profesora. Lo primero que hizo fue señalar que tenía un llavero de Star Trek y de ahí empezó a hablar de las películas y más cosas. Si bien los temas que trataba me llamaban la atención no quería que se me pegará por si terminaba siendo un tarado y me caía mal como la mayoría de mis compañeros, así que solo respondía con monosílabos.

Hasta que un día solo...

-Ooooh, así que tú eres el de los rumores.

Cometí un desliz y me atrapó justo cuando estaba forzando la puerta de la dirección. Necesitaba falsificar una pequeña nota que ya estaba archivada, el alumno que me lo pidió me pagó bien.

Recuerdo que lo había mirado tan fijamente esperando que se desintegrara. No pasó, pero también fue bueno. Se quedó en una esquina para avisarme si venía alguien.

Cuando cuestione el porqué lo hizo solo dijo que es porque no le agradaban los otros y sólo yo entendía de buenos gustos. No pude evitar reírme por motivos tan tontos, pero supongo que cumplió su objetivo de que me empezará a caer bien.

Comenzamos a juntarnos, aprendí más de él, se mudó recientemente con sus padres porque pusieron un kiosko del cual también tenía que ayudar, razón por la que solo nos juntábamos para despejar la mente y por la que casi nunca hablábamos de cosas profundas.

Era como mí mano derecha cuando quería conseguir plata en algún lado. Cómo se le daba mejor caer bien a los demás solía buscar víctimas, equipos de fútbol de otros niños que no me conocían, tengo que admitir que era divertido compartir con alguien como caen los demás.

Lamentablemente esto a Javier no le cayó bien. Solía ponerse celoso, decía que no necesitaba pasar más tiempo con nadie más, pensaba que lo iba a reemplazar o algo por el estilo. Tuve que decirle una y mil veces que solo me importaba él, que solo él hacía que mí pecho se sintiera cálido. Aún así empezó a mandar muchos mensajes para que recuerde que estaba saliendo con él, preguntando qué estaba haciendo y dónde estaba o solo para comentarme cosas. Al principio me pareció un poco tierno y gracioso pero después ya se volvió un poco cansado cuando empezó hacerlo todo el tiempo. Una vez cuando estaba en medio de un partido, Damián, quien estaba cuidando mis cosas, vio que llegaron un montón de mensajes y el maldito metiche agarró mí celular.

-Oye, ¿estás bien? Porque creo que tienes un acosador.

-¡¿Que mierda haces haces con mis cosas?!

Se disculpó pero por más que le decía que estaba todo bien, que no era nada, no dejaba de insistir en que había que avisarle a alguien y se puso tan pesado que tuve que decirle.