Invisible String. 𝒇𝒕 victor | zombies 4: the dawn of the vampires

𝐜𝐡𝐚𝐩𝐩𝐞𝐫 𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭 ❝the eternal night ❞

— Tienes que prometerme que no te vas a dejar consumir por eso. Que no vas a dejar que te cambie. Que vas a seguir siendo tu.

— Lo prometo — le respondí sin dudar. Me incliné hacia ella y la abracé fuerte — Y si algún día no lo soy... vas a recordarme quién era, ¿sí?

Ella asintió contra mi hombro, con fuerza.

Nos quedamos así por un momento. El calor de su abrazo, su respiración agitada, su corazón latiendo rápido. Todo eso me anclaba. Me hacía sentir real.

Pero en el fondo... sentía algo moviéndose. Un poder que antes no tenía, ahora latía dentro de mí. Como raíces que se habían activado, que me estaban reclamando.

Me separe lentamente del abrazo de Nova, como si aún necesitara ese último segundo de calor humano para convencerme de que todo estaba bien.

— Voy a salir un momento — murmure, apenas audible.

Nova me acarició el brazo con suavidad. No dijo nada, pero asintió. Sabía que necesitaba espacio.

Cuando abrí la puerta, la brisa de la noche me acarició el rostro. Todavía me temblaban un poco los dedos. Di un paso afuera, y luego otro, como si el suelo todavía se sintiera inestable.

El cielo estaba completamente despejado. La luna, casi llena, iluminaba con un resplandor plateado las sombras del bosque.

Las luces del campamento brillaban tenues, algunas tiendas seguían con movimiento, y en el centro, alrededor de una fogata baja, varios vampiros conversaban entre murmullos.

Baje un poco la vista y empece a caminar, alejándome apenas de la cabaña. Necesitaba aire. Solo un poco de aire.

Mis pasos me guiaron casi en automático. No quería estar sola, pero tampoco quería estar con todos. Y entonces lo vi.

Victor estaba a unos metros, recostado con una postura casual contra un árbol, pero su atención estaba dividida entre Vera y Vargas.

Hablaban rápido, murmuraban cosas entre dientes que no lograba escuchar. Vera gesticulaba con intensidad y Vargas mantenía la mandíbula tensa. Algo serio.

Pero, como si me hubiera sentido, los ojos de Victor se desviaron hacia mí. Y se detuvieron ahí.

Mi corazón dio un vuelco. No sé por qué. O sí sabía.

No pasó ni un segundo más hasta que se disculpó con sus amigos con una seña mínima, y caminó hacia mí.

— ¿Estás bien? — preguntó cuando llegó a mi lado.

Asentí. O al menos intenté hacerlo. Sentía el cuello rígido y los hombros pesados.

— Más o menos — murmuré. La voz me salió quebrada, más honesta de lo que hubiera querido.

Él frunció el ceño levemente, con esa mirada suya que lo decía todo sin decir nada. Me miró de arriba abajo. No como un chico mirando a una chica.

Me miró como si quisiera entender lo que me estaba pasando sin que yo se lo dijera.

— Ven — susurró, y me guió hasta un rincón más apartado del claro, donde la luz de la luna apenas tocaba la tierra. Me ofreció su abrigo sin decir nada. Me lo puse. Olía a él.
— ¿Está todo bien entre tu y Nova? —preguntó apenas llegó, sin rodeos.

— Sí. Solo me preguntó lo que había pasado antes. Pero no te preocupes. Estoy bien.

Él asintió. Se notaba que quería decir algo más, pero se lo guardó. Bajó la vista por un segundo y después volvió a mirarme.