Invisible String. 𝒇𝒕 victor | zombies 4: the dawn of the vampires

𝐜𝐡𝐚𝐩𝐩𝐞𝐫 𝐟𝐢𝐯𝐞 ❝ the girl from the sunny-side ❞

Los tres fueron separados antes de que la discusión escalara. Vargas y Vera fueron contenidos por Zed, mientras que Ray fue tomado por los hombros por Addison.

— ¿Podemos tomar un respiro? — preguntaron Zed y Addison al mismo tiempo, tratando de apaciguar los ánimos.

— Y tratar de ver el punto de vista del otro? — agregaron, más como una súplica que como un regaño.

— No quieres lastimar a alguien con toda esa rabia dentro de ti — añadió Addison, mirándolos con preocupación.

Ray asintió, fingiendo escuchar con atención, pero Vargas y Vera solo miraron a Zed con el ceño fruncido, claramente en desacuerdo con todo.

— Sí, lo queremos — respondieron los tres al mismo tiempo, lanzando una última sonrisa burlona antes de correr hacia el campamento.

— ¡Oigan! — Gritaron Zed y Addison.

— Den un paso adelante — gritaron todos al unísono, avanzando hacia el centro con determinación.

— Si lo quieren hacer, va a pasar.

— ¡Oigan! Vamos, adelante, si quieren bailar
hagámoslo — se amenazaban mutuamente, sin dar un paso atrás.

— Cuida tus espaldas, pequeño monstruo, te tenemos justo donde te queremos.

Desde detrás de unas rocas, Zed y Addison observaban en silencio, con el ceño fruncido. No podían creer cómo una simple discusión había encendido la chispa entre todos los campistas, ahora al borde de una batalla.

— ¡Oigan!, den un paso al frente, están a punto de aprender la lección — se retaron otra vez entre sí.

— No se metan con nosotros.

En medio del caos, Delia y Victor se dieron vuelta para ir cada uno con su grupo, pero algo los detuvo. Fue como si el mundo se hubiera puesto en pausa por un momento. Se giraron al mismo tiempo, y ahí estaban: uno frente al otro, por fin.

— oh — dijeron al mismo tiempo, sorprendidos por el reencuentro.

— Hola — saludó Victor con una sonrisa sincera.

— Hola...— respondió Delia, algo más cautelosa, con el ceño ligeramente fruncido.

— Ey — repitió Victor, acercándose con lentitud.

— Tengo algo loco que decir — admitió Delia, bajando la mirada por un segundo.

— Yo igual — se apresuró a decir Victor.

— Tú primero...— Ambos dijeron

— O no...— ambos rieron, torpes, al mismo tiempo.

— Bueno, aquí va — dijo Delia, tomando aire.

— He tenido visiones de ti — confesó con sinceridad.

— Que locura, ¡Porque yo también! — exclamó Victor con entusiasmo.

— ¿Que significa?

— Este sentimiento...

— ¿Es acaso un sueño?

— ¿Eres real? — Victor extendió lentamente su mano hacia el hombro de Delia, con una sonrisa encantada.

— ¿huh? — Delia gimió suavemente, asustada, y actuando por reflejo, tomó el brazo de Victor y lo hizo girar por el aire. Él cayó de espaldas con un leve golpe contra el suelo.

— ooh... eres muy real — gimió Victor, adolorido.

— ¡Dios! ¡Lo siento! Reflejos — dijo Delia con urgencia, ayudándolo a levantarse.

— Sí, lo entiendo... — murmuró él mientras se sacudía los hombros con el ceño fruncido — Sacaré mi mano ahora... no me lances al sol.

Delia lo miró divertida.

— Victor — dijo con una sonrisa coqueta mientras le ofrecía la mano.

Estaban a punto de estrechársela cuando, antes de que pudieran hacerlo, ambos fueron jalados por sus respectivos amigos.

— awwwww...

— ¡Oigan! Den un paso al frente, si lo quieren hacer, va a pasar — repitieron todos, esta vez con algo nuevo en las manos: aros de metal, brillantes, dorados y plateados.

— ¡Oigan! Vamos, adelante, si quieren bailar, hagámoslo — volvieron a desafiarse.

— Cuida tus espaldas, pequeño monstruo, te tenemos justo donde te queremos

— ¡Oigan! Den un paso al frente, están a punto de aprender la lección — dijeron al unísono, como si fuera un grito de guerra.

— No se metan con nosotros — se lanzaron las advertencias, ahora separados solo por los aros metálicos entre ellos.