Invisible String. 𝒇𝒕 victor | zombies 4: the dawn of the vampires

𝐜𝐡𝐚𝐩𝐩𝐞𝐫 𝐨𝐧𝐞. ❝ the dream ❞

— ¿Que harás? Mañana acuérdate que deben ir al Huerto de Fruta de Sangre — Contó su madre mientras dejaba un plato frente a ella.
   
— Si ya se  — Respondió seca, no estaba de humor para hablar, bueno, nunca esta de humor.

Subió las escaleras otra vez, arrastrando los pies. Sentía el cuerpo pesado, como si no hubiera dormido en días.

Se tiró en la cama, boca abajo, y dejó que el celular se le escapara de la mano y cayera al piso. No tenía ganas de contestar mensajes.

Miró el techo.

Pensó en el sueño.

Ese mismo bosque, esa misma sensación. Esa figura.

Él, un vampiro.

Solo pensarlo le ponía la piel de gallina. No sabía por qué. No tenía sentido que soñara siempre con lo mismo, con alguien que ni conocía.

¿Y por qué tenía que ser un vampiro? Los odiaba, con su alma, odio puro.

Y sin embargo... ahí estaba. Cada noche.

Golpearon la puerta suavemente.

— ¿Delia? — era su madre.
   
— ¿Sí?
   
— ¿Estás bien?
   
— Sí, ya bajo — dijo, levantándose con un suspiro. Abrió la puerta y vio a su madre con una bandeja en las manos.
   
— Te traje algo dulce. Pensé que podía levantarte el ánimo. Y, bueno, también quería preguntarte si piensas hacer algo esta tarde. Tal vez invitar a tus amigas... salir un rato. Algo.

Delia le agradeció en silencio con una mirada y tomó la bandeja. Se sentó en la cama mientras su madre se apoyaba en el marco de la puerta.
   
— No creo que salga — dijo al final — No tengo ganas.
  
— Cariño... tienes que salir un poco de tu cueva.

Delia rodó los ojos con cansancio.
  
— Salí de mi cueva hace cinco meses, cuando empezó la escuela.

Su madre cruzó los brazos y levantó una ceja.
   
— Eso no cuenta como vida social, Delia. Ir al colegio no es solo socializar, es estudiar.
   
— Lo que estoy haciendo — contestó ella sin mirarla, comiendo un poco del dulce — Estoy sobreviviendo.
  
— Que drama Queen — Respondió su madre con una sonrisa — Estás muy apagada últimamente.
   
— Estoy bien — dijo rápido. Tal vez demasiado rápido.
Hubo un silencio.

Delia bajó la mirada, jugó con la cuchara, y pensó de nuevo en el sueño. En la mirada de ese chico. En ese instante en que iba a hablarle y se despertaba.

Le daba escalofríos. No era solo raro. Le daba miedo. Como si todo eso fuera más que un simple sueño. Como si tuviera sentido. Aunque no quería que lo tuviera.

Pero, a pesar de eso, le parecía muy guapo, ninguno de su los de su colegio se ven así de bien. Ella ignoró esos pensamientos desagradables.
   
— Delia... — dijo su madre, acercándose un poco
— ¿Quieres hablar de algo?
   
— No — respondió bajito — De verdad, está todo bien. Solo estoy... cansada.
  
— ¿Cansada? — Respondió divertida — Dime que haces señorita.
   
— Mamá..— La madre no insistió. Asintió, le acarició el hombro y se fue.

Delia se quedó sola otra vez. Con el plato en la mano, la música sonando bajito en el celular, y esa pregunta o rondando su cabeza:

¿Por qué un vampiro?

Por que alguien tan lindo como el, eso le molestaba, se imaginaba a los vampiros pelados, tal vez cuando sea grande eso le pase.

Eso le molestaba aún más. Los vampiros no deberían verse así. Siempre pensó que eran fríos, feos, podridos por dentro y por fuera. Seres despreciables.