El dilema de las bandas entre amigos es siempre lo mismo. Dos integrantes se enamoran y esta no es la excepción, lo que cambia es cuando no saben expresarse sin salir lastimados en el proceso.
Por que a Seven no le molesta que le guste un chico, le...
La voz profunda, cargada de melancolía, hizo que a Seven se le erizara la piel.
Lo había escrito pensando en ella, en la única persona que creyó amar con todo su ser. Pero al escucharlo en boca de Ouyang, era como si la canción se transformara, como si hablara de algo más… de alguien más.
Ouyang no apartaba la vista de él.
Cada verso parecía un cuchillo que abría heridas viejas y, al mismo tiempo, sembraba algo nuevo en su interior.
Thirteen tuvo que dejar de tocar para secarse una lágrima rápida. Eleven apretaba la mandíbula, intentando mantenerse firme. Incluso Ichiro, que casi nunca entendía nada, bajó la intensidad de su batería para no romper el momento.
Seven se levantó abruptamente, incapaz de soportar esa mirada fija. Salió del aula fingiendo buscar agua. Su pecho ardía.
En el pasillo vacío, apoyó la frente contra la pared.
Recordó la sonrisa de su ex, los inviernos compartidos, la promesa rota por la vida misma. “Nunca más voy a escribir sobre ti”, se había prometido. Y sin embargo, allí estaba, desnudo frente a todos, con Ouyang sosteniendo cada palabra como si fueran suyas.
—¿Te vas a escapar siempre? —la voz del de trenza verde lo alcanzó desde la puerta.
Seven cerró los ojos.
—No entiendes lo que significa.
—Claro que lo entiendo. —Los pasos se acercaron—. Entiendo que te duele. Que todavía la llevas aquí. —Le tocó el pecho con un dedo, justo donde el corazón latía frenético—. Pero también entiendo que no eres solo eso.
Seven lo miró finalmente, y en esos ojos oscuros no había burla ni pena, solo una calidez insoportable.
—Ouyang… —susurró, sin saber qué más decir.
—Déjame cantarla. Déjame cargar un poco de tu dolor.
Seven tragó saliva, sintiendo cómo el aire entre ellos se volvía demasiado denso. Si Ouyang se acercaba un poco más, si bajaba apenas la voz, ese momento podría convertirse en algo de lo que nunca regresarían.
Y Seven tenía miedo.
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El club nocturno estaba más lleno de lo habitual. Estudiantes, trabajadores que salían tarde de sus turnos, curiosos que habían escuchado hablar de la nueva banda universitaria. Las luces azules bañaban el escenario pequeño, y el humo de cigarro se mezclaba con la música de fondo que sonaba antes de cada show.
No era la primera vez que se presentaban en ese club, ya tenían anteriores pero mayormente con covers de canciones solo han tenido alrededor de cuatro canciones propias y hoy seria el de la quinta en ser presentada frente al público.