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Capítulo 5: "El filo de los rumores"

"Lo que el amor construye en meses, los rumores intentan deshacer en días; pero la verdad, cuando es pura, no puede negarse ni por mil voces ajenas."

Había pasado ya una semana desde aquel día en el mercado. Una semana en que Harry Potter volvió a levantar muros de hielo a su alrededor.

Draco lo buscaba cada mañana a las ocho, como siempre, pero el joven omega ya no aceptaba sus paseos.

-No es necesario, señor Malfoy. -decía con voz educada, aunque cortante-. Puedo ir solo.

En misa, donde antes intercambiaban sonrisas veladas, Harry volvió a limitarse a un saludo frío, apenas inclinando la cabeza. En la plaza, donde antes aceptaba nieves y dulces, ahora lo despedía con frases breves:
-Gracias, pero no tengo apetito.

Draco sentía que todo lo que había logrado en dos meses se desmoronaba como arena entre los dedos.

Una tarde, en la cantina del pueblo, escuchó lo que ya sospechaba:

-Dicen que Malfoy anda muy bien con Astoria Greengrass.
-Sí, los vieron juntos la semana pasada en la mercería. Seguro fue a dejar al Potter plantado por ella.
-Eso explicaría la cara del señorito Potter en misa.

Draco se levantó de golpe, la silla cayendo al suelo. Los hombres callaron de inmediato al ver la furia en su rostro.

-¡Si vuelvo a escuchar semejante estupidez, les juro que ninguno de ustedes volverá a hablar! -tronó, con los ojos grises encendidos.

Pagó la cuenta de un manotazo y salió, con el pecho ardiendo.

"Por eso se aleja de mí... porque cree lo que dicen. Cree que juego con él."

Nunca había sentido tanta impotencia.

Lo que los chismosos ignoraban era la verdad: Astoria Greengrass nunca había sido, ni sería, una candidata para él. Para Draco, ella era como una hermana menor que lo molestaba en cada reunión social.

Astoria era risueña, traviesa, y disfrutaba de ponerlo en aprietos frente a su madre.
-Draco, deberías aprender a sonreír más, si quieres conquistar al señorito Potter. -le decía en tono burlón.
Él solo gruñía, y ella estallaba en carcajadas.

Daphne, la mayor, mucho más seria y calculadora, solía observar con ironía.
-¿Ves, Astoria? Si sigues molestándolo, terminará huyendo.
-¡Jamás! -respondía Astoria, riendo-. Draco me necesita para que su cortejo funcione.

Y aunque se burlaba, en el fondo lo admiraba. Sabía que Draco nunca había mostrado ese nivel de constancia con nadie.

Cuando los rumores llegaron a oídos de las Greengrass, ambas se indignaron.

-¡Qué barbaridad! -exclamó Astoria-. ¿Yo con Draco? ¡Ni en sueños!
-El pueblo siempre busca inventar. -dijo Daphne con gesto elegante-. No soportan ver a alguien enamorado en serio.

Astoria cruzó los brazos, molesta.
-Draco es como un hermano mayor para mí. Y si alguien merece estar a su lado, ese es Harry Potter.

Daphne sonrió con complicidad.
-¿Sabes qué pienso? Que deberíamos ayudarlo.

-¿Ayudarlo? -Astoria arqueó las cejas.
-Sí. -replicó la mayor-. A limpiar su nombre y a acercarlo más al Potter. Después de todo, no hay unión más poderosa que la de los Malfoy y los Potter.

Astoria brilló de entusiasmo.
-¡Y yo ya tengo ideas para la boda! ¡Será el evento del siglo!

Daphne rió suavemente.
-Primero deja que el pobre Draco recupere al señorito Potter.

In Every Time, In Every SkyWhere stories live. Discover now