Chapter 14 - Recognizing the environment

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El partido terminó con un aplauso ensordecedor. Victor Krum descendió de su escoba y saludó a la multitud, mientras Theo se despedía cortésmente, dejando una invitación para futuras conversaciones sobre entrenamiento y tácticas de Quidditch. Harry y Draco se miraron y sonrieron: el verano prometía ser más emocionante de lo que habían imaginado.

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El verano comenzaba a dar sus últimos rayos sobre Londres, y el Expreso de Hogwarts ya esperaba en la estación de King’s Cross. Harry, Draco jutno a su respectiva familia, avanzaban hacia el andén nueve y tres cuartos. Blaise y Pansy los acompañaban, comentando con entusiasmo las jugadas que habían visto y cómo cada movimiento podría aplicarse en Hogwarts. Se despidieron de sus padres antes de que el Tren diera marcha.

—No puedo creer que Krum sea tan rápido —dijo Draco, ajustándose la bufanda de Slytherin—. Y ese agarre de la snitch… impresionante.
—Sí —respondió Harry, sonriendo mientras revisaba mentalmente los consejos que podrían probar en prácticas—. Si aplicamos algunas de esas estrategias, nuestro equipo de Slytherin va a mejorar muchísimo este año.

—El partido fue instructivo —comentó Theo, sin quitar la vista del papeleo que traia consigo.

Al subir al tren, el compartimento de Slytherin los esperaba. Harry y Draco se acomodaron cerca de la ventana, intercambiando ideas sobre tácticas de vuelo y cómo mejorar la coordinación para el Quidditch. Blaise y Pansy se sentaron a un lado, sonriendo y comentando en voz baja sobre la atención que Draco le daba a Harry, mientras Theo se colocaba estratégicamente cerca del pasillo, revisando notas y recordatorios sobre la gestión familiar que debía atender incluso durante las clases.

—Así que… ¿listos para otro año de caos en Hogwarts? —preguntó Blaise con ironía.
—Más que listos —respondió Draco, echando un vistazo a Harry y sonriendo ligeramente—. Este año promete bastante.

El tren avanzó entre el silbido del vapor y el murmullo de los estudiantes, mientras el paisaje inglés se extendía a través de la ventana. Harry y Draco compartían ideas y risas, fortaleciendo un vínculo que iba más allá de la amistad: una complicidad silenciosa que solo ellos entendían. Theo, aunque presente, permanecía concentrado en sus propios asuntos, consciente de que la prioridad era asegurar el futuro de su familia y consolidar su posición en la sociedad mágica.

Al llegar a Hogwarts, el castillo se alzaba majestuoso bajo el cielo gris de otoño. Los estudiantes bajaron del tren y se dirigieron al Gran Comedor, donde el Sombrero Seleccionador aguardaba a los recién llegados de primer año y a los que cambiaban de curso. Los veteranos regresaban a sus casas, encontrándose con compañeros y repasando planes de estudio y entrenamientos.

Durante la cena, Harry y Draco intercambiaban miradas y comentarios discretos sobre cómo aplicarían las técnicas vistas en la exhibición de Quidditch, mientras Blaise y Pansy, preocupados por la distancia que ahora los separaba de Theo, se concentraban en mantener la vigilancia amistosa, comentando entre ellos los movimientos de cada uno de sus amigos.

—Está más callado —murmuró Pansy a Blaise, observando a Theo—. Y parece que ya no es el mismo niño de antes.
—Sí —asintió Blaise—. Pero todavía podemos apoyarlo… aunque él puede que no quiera.

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La Sala Común de Slytherin estaba envuelta en la calidez del fuego y el murmullo de estudiantes que repasaban tareas o conversaban en grupos. Tras la cena en el Gran Comedor, la mayoría de los alumnos se había retirado a sus dormitorios, dejando a Harry y Draco sentados juntos en un rincón tranquilo, con la luz del fuego reflejando sus rostros.

—Es extraño —dijo Harry, apoyando los codos en las rodillas—. Todo este tiempo en Hogwarts, y aún siento que apenas entendemos qué queremos para el futuro.

𝒯𝒽ℯ 𝐸𝓃𝒾ℊ𝓂𝒶 𝒢𝒶𝓂ℯWhere stories live. Discover now