Rhaenyra y Aegon murieron en su lucha por el Trono de Hierro, pero los dioses les dieron una segunda oportunidad. Al despertar en el pasado, descubren que algo salió terriblemente mal: Rhaenyra está en el cuerpo de Aegon... y Aegon en el de Rhaenyra...
—¿Que? -decidió ignorar el "deliciosa" y escuchar que burrada diría.
—Se metió a los aposentos de nuestro tío Gwayne y se escuchaban gemidos, gemidos altos, quejidos, rasguños, y más gemidos y un "Oh dame más Gwaynie" -Rhaenyra tosió y le miró alarmada.
—¿¡Qué!?
—Se que eres el padre de su hijo, pero se follo a Gwayne - Rhaenyra le jalo la oreja a Aemond y se levantó de golpe.
—Deja de decir estupideces, no soy su padre -salió echo una furia. —¡Aegon! Digo ¡Rhaenyra!
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Aegon se montó encima de Gwayne y le miró con deseo, ni en sus peores sueños hubiera imaginado estar con hombres, pero como el hubiera no existe, ahora estaba encima de su tío listo para moverse, el bebé en su vientre parecía dormir, así que estaba lista para complacerse.
—No me vomite - él bufo.
—Cállate y disfruta esta oportunidad que te da la vida.
—Disfrutaré cada segundo princesa... siempre la soñé- él lo ignoro y comenzó a montarlo, se sentía pesado, pero hacía su mejor esfuerzo.
—Si le dices a alguien te mataré.
—Es nuestro secreto -pudo sentir las manos del mayor apretar sus gordos pechos y eso lo prendió.
—Maldita Rhaenyra, si que estas buena -pensó Aegon y dio pequeños saltos, Gwayne gemia muy alto, más que Daemon o que el mismo.
—Más...princesa...- Aegon sonrió y se movió en círculos, Gwayne apretó su trasero y lo empujó más fuerte.
—Ah...Gwaynie- un gemido alto salió de sus labios.
Si Rhaenyra lo viera, juraría que lo haría polvo.
Peor aún, se lo daría a comer a Sunfyre.
—¡Ah! Más. -gimieron ambos.
Aegon se había propuesto ese día, a follarse a todos los hombres guapos del reino o al menos del palacio.