41. Preguntas incómodas

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—He encontrado algo en YouTube —anunció Paula, con una sonrisa traviesa—. Un juego de preguntas para parejas, amigos... para todos. ¿Nos animamos?
—¿Y qué tipo de preguntas son? —preguntó Martín, ya riendo.
—De todo un poco: "¿Quién sería el primero en morir en una película de terror?", "¿Quién se enamoraría de un desconocido en un avión?"... cosas así. —Hizo una pausa, como si estuviera saboreando lo que venía—. Aunque algunas son más... personales. De las que pican.
—Venga, suéltalas —dijo Pedro, con una sonrisa desafiante—. A ver si de verdad pican.

El juego comenzó entre carcajadas, y la primera pregunta dejó a todos sin pensarlo mucho. Martín fue señalado como "el más probable en enamorarse en un avión". Pedro no pudo evitar lanzar una mirada cómplice a Paula.

—Vamos, Martín, ¿qué te sorprende? Antes te enamorabas de cualquier cosa que respirara —dijo Pedro, riendo.

Martín levantó las manos en señal de rendición.

—¡Vale, vale! No era tan fácil resistirse, ¿eh?

Paula, con una sonrisa de complicidad, leyó la siguiente pregunta:
—¿Quién tiene el corazón más roto?

Todos miraron a Pedro, quien levantó las manos sin decir una palabra, como si la respuesta estuviera clara.

—Soy yo, claramente —dijo, con una sonrisa irónica, pero sus ojos traicionaban algo de verdad en lo que decía. Nadie lo cuestionó, porque todos sabían que había algo detrás de esa broma.

Pedro, sin embargo, no pudo evitar fijarse en Iria, preguntándose si ella estaba pensando lo mismo que él. Iria, por su parte, se acomodó en el sillón y echó una mirada rápida a Pedro, que había desviado la vista hacia su copa, como si evitara el contacto visual.

Paula, siempre rápida con las preguntas, leyó la siguiente con una sonrisa divertida:

—¿Quién aquí se ha ido de fiesta con la intención de ligar y al final ha hecho todo lo contrario?

Todos la miraron sorprendidos, pero Pedro fue el primero en levantar la mano.

—Yo, yo. A veces pienso que soy un desastre en la pista de baile, pero los demás se ríen tanto que termino sintiéndome como el rey de la fiesta. Y, en algún momento, se me olvidan todos mis miedos.

Iria, disfrutando del momento, no perdió la oportunidad de añadir:

—Lo que pasa es que a veces la gente se siente atraída por tu desastre encantador... pero ya sabemos que te lo montas muy bien, Pedro.

Pedro se rió, pero sus ojos brillaron con un toque de desafío.

—A veces, lo que no sabemos es que el desastre puede convertirse en todo un arte —dijo, levantando la copa.

La siguiente pregunta, que venía con una carga bastante más intensa, la planteó Martín:

—¿Quién de aquí se ha enamorado de alguien solo por la forma en que lo miraba?

El ambiente se tensó por un segundo. Todos se quedaron en silencio, hasta que Iria rompió el hielo con una sonrisa desafiante.

—Yo... me he caído más de una vez por una mirada —dijo, mirando a Pedro sin apartar la vista—. A veces, una sola mirada lo dice todo.

Pedro, notando la carga en sus palabras, se reclinó hacia atrás, como si todo estuviera comenzando a volverse un poco más complicado.

—A veces las miradas son más sinceras que las palabras —respondió, con la voz algo más baja, mientras se acomodaba en su silla, claramente tenso.

Paula, con su sonrisa traviesa, leyó la siguiente pregunta:

—¿Quién aquí ha hecho alguna vez algo irresistiblemente atrevido, solo porque sabía que luego se iba a arrepentir?

Todos miraron expectantes, y esta vez fue Martín quien levantó la mano rápidamente, señalando a Pedro sin dudarlo.

—Eso está clarísimo: Pedro. Es el rey de las decisiones impulsivas y le gusta lo prohibido —dijo con una sonrisa maliciosa, disfrutando claramente de cómo Pedro se ponía nervioso.

Pedro rió, pero la incomodidad lo invadió por un momento. No le gustaba la idea de que Martín lo tuviera tan bien calado.

—Bueno, ¿quién puede resistirse a lo irresistible? —respondió, con tono desafiante, mirando fijamente a Iria—. A veces, el arrepentimiento es solo una excusa para volver a hacerlo.

La Frontera Interior - [PEDRO PASCAL] 💜Where stories live. Discover now