Capítulo 1

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Ross

—Vamos, chicos. Último paso —indiqué a mis bailarines, moviendo mi cuerpo al ritmo de la canción, marcando los pasos recién creados para esta rutina—. Bien. Dice un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete ocho, y caída, luego...

—Vamos, amigo. Un minuto, ¿sí? —interrumpe Shean entre jadeos de cansancio.

—Sí, tomémonos cinco, hemos estado ensayando desde el mediodía, ¡ya son las nueve de la noche! —me ruega Cassidy.

—Esta bien, es todo por hoy. La hora se me fue volando —digo mientras me coloco la camiseta. Luego agarro mi botella de agua mineral.

—Como siempre —réplica Jason.

—Vamos, no es para tanto. El próximo concierto es en dos días y quiero que sea perfecto —explico.

—No amigo. ¿Sabes qué es lo que pasa? —lo miro, ya tengo una idea de donde va esto—. Necesitas una chica —bufo bebiendo de la botella de agua—, y no como esas actrices o modelos que te contratan para las ocasiones importante, una de verdad, que te haga pensar en ella todo el día — "Perder el tiempo" pienso—. Ir más lento, desear estar con ella el día entero —su mirada se posa en Cassidy, a quien toma de la cintura y acerca a él, interrumpo antes de que se besen.

—Claro. Y así ustedes tienen más tiempo libre, ¿no? —pregunto divertido.

—Bueno —alarga—, eso es más como un efecto colateral, beneficioso para nosotros por supuesto —defiende su argumento.

—Como sea, mejor vayan a descansar, al parecer las horas extras le hacen mal al psiquismo de Shean.

—Ja, ja, ja —se ríe falsamente con sarcasmo—. ¿A qué hora mañana?

—Les paso un mensaje, debo estar en la discográfica a las once y treinta para grabar, así que podría ser en la tarde.

— ¡Genial! Más horas para dormir. Adiós, hasta mañana —los chicos chocan los puños conmigo como saludo de despedida.

—Bye, Ross. Y descansa, ¿sí? —las chicas se despiden con un beso en la mejilla.

—Haré lo que pueda —dejo la toalla en algún perchero del estudio y me dirijo a la otra parte de mi mansión.

Era gigantesca, pero sola, de no ser por el ama de llaves y mis dos amigos Calum y Garret, que viven conmigo. Pero como casi todos los viernes en la noche, están de fiesta. Detesto cuando traen a sus chicas a la casa, es molesto y algunas veces incómodo. Subo a la segunda planta donde se encuentra mi habitación, me doy una larga y merecida ducha de agua caliente para relajar los músculos.

Me acomodo en unos jeans, una camisa blanca, tenis y chaqueta negra. Cojo unas gafas oscuras y bajo para comer algo antes de irme. En la cocina encuentro una bandeja tapada, con la cena; milanesa con ensalada y jugo natural, algo ligero para la noche. Si no fuera por la Señora Stella, mi ama de llaves, comería cualquier porquería en exceso ya que casi nunca tengo tiempo para cocinar. Mientras engullo mi comida escucho la puerta principal abrirse, anticipo que deben que ser los chicos.

— ¿Qué? ¿Encontraron la diversión de la noche y ya están en casa tan temprano? —les pregunto alzando mis cejas.

—No, estaba otra vez ese tipo "Estuve en Rápidos y Furiosos" de nuevo —se queja Calum.

—Sí, es tan molesto —bufa Garret, poniendo sus ojos en blanco.

—Eso lo explica todo —digo negando con la cabeza tristemente.

— ¿Y tú a dónde vas?

—A la pista.

—De verdad no te entiendo Ross, comenzaste a ensayar con los bailarines desde temprano y te apuesto a que terminaste hace poco —Garret, toma de la nevera un refresco.

Wild Hearts / Raura |EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora