You Remember |Madison Beer|♥

6- Gran susto.

-Madison! –escuche a mi madre que estaba del piso de abajo gritando que bajara, hace ya casi una media hora que grita pero yo no quiero bajar para nada, si lo llego hacer tendré que verme con Jhon nuevamente en la escuela. Me ha jodido toda la noche por mensajes de que por favor no diga nada, pues que no le quedo claro que no lo haré, ya no quiero más suplicas- Madison baja ya cariño!

-Ya voy mamá, ya voy! –le gritó para que no despierte a los vecinos y no nos traigan a la policía por maltrato intrafamiliar. Créanme, ya nos sucedió una vez, seria el colmo que nos pasara de nuevo, y en menos de tres meses-

Cuando termino de ducharme y me visto para luego bajar las escaleras y encontrarme a una madre muy roja. Espero que no sea por tanto griterío, pues yo debería verle ayudado en todo este tiempo a preparar la mesa y esas cosas, pero la verdad es que no se me da muy bien eso de dejar todo ordenado y las típicas cosas. Hoy no tengo que ir a la escuela ya que es sábado. Cuando abro la puerta del patio para poder sacar la gorra que se me cayo en la noche a la piscina, pues por andar buscando mejor señal la cual es muy mala en esta parte del barrio. Pues a lo que iba, cuando abro la puerta del patio siento una brisa helada que recorre mi cuerpo, me da un pequeño escalofrió y respiro hondo para cuando me arrodillo en un borde de la piscina e intento agarrar la gorra que no esta muy lejos de mi alcance.

-¿Madison puedes lavar al perro? –la miro y me guiña un ojo- le suelto la cadena y ya lo tienes en tus manos.

-Ey mamá, aún no!... –pues muy tarde señoras y señores, ya estoy dentro de la piscina empapada de agua pues porque el erro me ha botado con su osico. Me comienzo a desesperar ya que caí de boca, y más encima abierta. Ay Madison, haz comenzado muy bien el día, felicitaciones- Estúpido perro! –le salpico agua y veo como mi mamá se larga a reír. Pues claro como ella no esta aquí mojadisima, no le queda otra que reírse de su pobre hija- al menos ayuda a pararme, mamá –ella se me acerca y me niega con la cabeza-

-Salte sólita y cámbiate de ropa

-Mamá, me acababa de bañar y poner ropa limpia, haz tirado al perro a propósito –la apunto con el dedo y ella me lo corre-

-Mejor anda a llamar a tu noviecito y pregúntale como esta de sus quemaduras, hijita

Subo las escaleras hasta llegar a mi pieza. Ahora que mi madre me lo recuerda, tomo el teléfono que esta en mi habitación y marco el numero de mi novio. Pues ya les había dicho de que tenia un novio con quemaduras por consecuencia de un accidente, el se quedo en mi antigua ciudad y la verdad es que eso me pone muy mal. El teléfono suena tres veces y contesta.

-¿Aló mi amor?

-Hola cariño, ¿Cómo andas de tus quemaduras?

-Pues aquí sobreviviendo, me hace mucha falta tu cariño, y tus besitos –y es hay el momento en el cual me siento totalmente culpable y triste por haberle dado un beso a Drew. Soy una muy mala novia- te extraño amor.

La voz la escucho muy cerquita o eso es lo que yo creo. Una respiración en mi oreja hace que me de un escalofrió y me voltee para ver que es. Pues la verdad no había nada. Esto ya me esta poniendo muy de malas, aparte de que soy muy miedosa.

-Amor, ¿me escuchas? –dice al otro lado de la linea. Y vuelvo aterrizar en la tierra- ¿te encuentras bien pequeña?

-Pues si, re bien cariño –veo una sombra pasar por afuera de mi habitación, ya que deje la puerta abierta a la mitad. Esto ya me esta intimidando un poco arto- cariño, creo que te voy a tener que dejar por un ratito, al rato te llamo y hablamos todo lo que quieras, ¿vale?

No dejo que el me responda ya que es obvio de que se pondrá a reclamar y no quiero problemas hoy, mucho menos con mi novio teniéndolo a miles de kilómetros lejos de mi. Salgo de la habitación y camino hacia donde iba la sombra, o eso creo yo. No les mentiré que estaba un tanto asustada, pero no queria llamar a mi mamá para que no me pusieran el cartel de loca. Sigo caminando sigilosamente y unas tablas crujen un tanto lejos de mi, más bien, detrás de mi. Me doy vuelta rápidamente y me llevo un gran alivio, que hace que mi corazón se calme un poco. Tampoco era lo que me esperaba.

-¿Eras tu?.