01.

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— ¿Estás segura de esto? — pregunté insegura mientras mi trigueña amiga reía para luego asentir.

— Claro que sí — respondió como si fuera el plan más obvio y mejor elaborado que se hubiese creado alguna vez. — Es un buen plan, sólo tienes que sacar tus mejores dotes de actuación para que realmente luzcas como una víctima a punto de morir siendo arrastrada por las olas, de esa forma el Idol vendrá y podré al menos establecer una conversación con él... Y ¿Quién sabe? tal vez en una par de días le de mi virginidad.

Reí al escuchar el apodo que le había puesto al salvavidas. — Dos cosas ¿Por qué no vas y te haces la víctima por ti misma? — cuestioné mirándola con recelo. — Segundo. Creí que ya no eras virgen

Ella me lanzó una mirada pícara y sonrisa ladeada. — Eres tan repugnantemente inocente — rodó los ojos. — Nadie dijo que el único agujero virgen en el cuerpo de una mujer era la vagina

Abrí los ojos como platos sintiendo mi cara arder ante las palabras crudas e indecorosas que habían salido de los finos labios de la castaña, me parecía increíble como le era tan sencillo hablar de temas sexuales con tanta naturalidad y descaro sin siquiera pestañear.

Una estruendosa carcajada brotó de sus labios. — Deberías ver tu cara — comentó entre risas, golpeé su hombro en señal de advertencia y ella se detuvo secando una lagrima que se había posado en su lagrimal. — Bueno, ya basta de porquería y vamos a la acción, pues ya mi vagina está seca y necesita mojarse pronto — respondió mordiéndose el labio inferior mientras miraba al hombre sentado en su silla de salvavidas.

— ¿Por qué eres así? Que asco — la miré con el ceño fruncido poniéndome en pie, lista para ejecutar el estúpido plan que habíamos ingeniado para llamar la atención, estaba de más recalcar que nuestra visión sobre como comportarse y acercarse a alguien que te gusta era bastante distinta, hasta el punto de cuestionarme a mí misma, aunque era innegable el hecho de que aquel hombre totalmente inexpresivo y con rasgos asiáticos era hermoso pero ¿valía el esfuerzo?

Caminé vacilante hacia el agua del mar que envolvía la candente playa de Brighton Beach, hundiéndome gradualmente mientras observaba por el rabillo del ojo a aquel pálido sujeto, quién se miraba perdido observando a unos niños jugar en la orilla, se miraba interesado en las acciones de aquellos pequeños pero ocasionalmente hacía cara de asco para luego endurecer su semblante. Reí inconscientemente volviendo a centrarme en el objetivo.

Me hundí un poco más en las saladas aguas hasta sentirla llegar a la altura final de mi cuello.

— No lo sé, Jamie, esto es peligroso, además, quería conversar con el chico rubio — musité intentando razonar con mi amiga para hacerla ver de que era un error.

Ella miró al cielo con exasperación.

— Para empezar, el mocoso se llama Greg, es un salvavidas novato, aunque quisiera no podría salvar ni a una mosca, aparentemente es sólo un niño — dijo rodando los ojos, para luego mirarlo con desden. — Por favor, míralo, si te le acercas lo único que ganarás es una "interesante" conversación sobre sus mañanas tomado café y como disfruta el trayecto siendo llevado a la escuela por su madre, y entonces, cuando vayan a coger te hará voltearte a cuatro patas y te dará por el culo, porque es lo único que le gusta en una mujer

Abrí los ojos como platos ante las palabras de Jamie, sonaba como si realmente lo conociera y no lo estuviese juzgando, como en la mayoría de las situaciones en las que criticaba mis gustos.

— Pensé que eras virgen a-ahí —  dije tanteando para confirmar mis sospechas.

Ella carcajeó. — ¿Mi culo? ¿Virgen? Por favor, Antoine. Ese bastardito me dejó tres días en cama —  comentó confirmando mis sospechas, sentí algo de decepción instalarse en mi pecho. — Vamos, Anto, no pongas esa cara. Te aseguro que hay mejores

Asentí con una sonrisa ladeada sintiendo algo de alivio ante las palabras de mi promiscua amiga, no debería estar apresurándome a mis tiempos, apenas tenía quince años a diferencia de Jamie, quién contaba con diecinueve, todo mi comportamiento se derivaba a mis hormonas peleando contra mi lógica racional para que buscara aparearme por primera vez, una pesadilla que había iniciado con el inicio de mi periodo meses atrás y con el descubrimiento del mundillo de las relaciones sexuales, eso sacó a relucir aquella puerta que hasta ahora se escondía entre las sombras de mi mente con una etiqueta con la palabra tabú escrita en ella y que sólo me atrevía a abrir en madrugadas en las que el insomnio me ataca bajo la privacidad de mi habitación.

— Y ¿Por qué no haces tú el teatro de ahogada? Es mucho más lógico que yo trate de ayudarte y no pueda porque aparento mucho más debilucha — musité mirándola con una ceja alzada.

— Anto, vivo metida aquí más que en mi propia casa, ya todos me conocen y lo más seguro es que han visto que tan buena soy nadando, pero en tu caso, eres nueva aquí en Londres, no, eres nueva en toda Inglaterra y nadie más que tus padres te conoce, así que será mucho más lógico que lo hagas tú — aunque odiaba reconocerlo, la chica tenía un buen punto a su favor.

Tenía razón, yo me encontraba a poco tiempo de haber llegado a Londres para vivir en casa de mi padre debido a las dificultades económicas por las cuál atravesaba mi madre quién residía en Francia. Al igual, Jamie llevaba poco tiempo de ser mi amiga pero aún así tenía la confianza de años de amistad puesto que siempre nos veíamos debido a la casta amistad de su madre con mi madrastra.

— Vale — me encogí de hombros bajo el agua con resignación.

— Bien — sentí un fuerte empujón por parte de Jamie, lo cual me hizo tambalear hacia atrás obligándome a pasar al lado "oscuro" cuyo fondo estaba cubierto de plantas y lamas. Era asqueroso.

Mis pies se movían torpemente sobre la lama marina intentando apoyarse sobre el fondo pero en cuanto lo intenté sentí unas punzadas atacar las plantas de mis pies; erizos.

Mierda.

— ¡Jamie! — grité pidiendo socorro a lo que ella me miró y sonrió en respuesta levantando discretamente su pulgar dando el visto bueno, a lo que ella pensaba que era mi actuación.

Intenté nadar de regreso hacia donde ella estaba pero nueva y erróneamente apoyé un pie sobre el fondo pero éste se hundió en lo que al parecer era un agujero haciendo que todo mi cuerpo se hundiera al impacto, sentía mi pie derecho escocer siendo consciente de las espinas que se encontraban enterrados en éste.

Nadé como pude a la superficie. — ¡Ayuda! — grité como pude antes de ser succionada nuevamente por la presión del agujero.

Me moví bruscamente bajo el agua luchando contra la corriente que intentaba arrastrarme hasta el fondo junto a ella, a duras penas conseguí llegar a la superficie y tomar un poco de aire visualizando que estaba aún más lejos de la zona segura para luego hundirme y que el oxígeno sea reemplazado por agua en mis pulmones.

Demonios... morirás ahogada y todo por culpa de ese estúpido plan

La voz de la conciencia resonó en mi cabeza dándome un duro golpe de realidad, era cierto, moriría por un estúpido jueguito de conquista, un juego que solo una niña como yo aceptaría jugar.

De repente me sentí cansada, sin ganas de luchar, mi garganta ardía al igual que mi nariz mientras hacían contacto con el agua salina que entraba por mis orificios abriéndose paso buscando llegar a mis pulmones, solté un último aliento dejándome llevar por la corriente pero al instante de empezar a rendirme, sentí un firme agarre envolver mi cintura y tirar fuerte de mi, entonces, perdí totalmente el conocimiento.

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Long time, no see :')

Este capítulo salió muchísimo más largo que en su versión original, tuve que modificar muchas cosas y la seguiré modificando, tardé mucho pensando si volver a subirla y aquí estamos, cambié los rasgos del protagonista porque a lo largo de estos años mi musa cambió, pero sigo ADORANDO al Styles ❤
Por ahora mi musa no está 100% seguro so, por eso limité su descripción y lo generalicé pero no dudo que alguien logre saber quién es.


AntoineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora