Santiago y Karla tienen un amor imposible, y vaya que el destino se los ha mostrado en varias ocasiones
Cuando por fin se dan esa oportunidad
Su más grande enemigo resurge de la muerte, aunque ¿murió?
Joseph Orange con 30 años es el peor enemigo de...
Salgo y veo a mi hermano recargado en el umbral de la puerta.
—Entonces se añade a Braulio en el triángulo amoroso supongo.
Me río y le doy un golpe.
—¿Escuchaste no?
Él asiente y sonríe de lado.
—Deberías usarlo como juguete sexual.
Alza sus cejas en burla y niego con la cabeza.
—No puedo.
—Dices que no puedes, pero no dices que no quieres, entonces no puedes pero si quieres.
Suspiro ante sus palabras.
—Si quiero, quiero hacerlo con el, quiero hacerlo y ya, pero es primo de Santiago...
Mi hermano ríe y rueda los ojos.
—No creo que se molesten si quieres intentarlo con el, al final de cuenta estas soltera, no tienen que ser novios solo disfruta.
Sonrío y niego con la cabeza.
—Aunque sea soltera, siento que es incorrecto.
—Bueno, en la noche iremos a un antro y aquí las fiestas son candentes así que puede pasar cosas, no te preocupes por los niños, los cuidarán mi mamá y la mamá de Santiago.
Asiento con la cabeza.
—Solo a divertirnos, no a otra cosa.
Mi hermano ríe con malicia y asiente.
Tomo un vaso y me sirvo agua.
Tomo todo el vaso y suspiro.
Esto es más difícil de lo que pensé, este triángulo amoroso como diaria mi hermano, está jodido.
(...)
Termino de darle pecho a mi hijo y lo acuesto en la cama.
—Tranquila, ve a alistarte y nosotras lo cuidamos.
Veo a mi mamá y a mamá esperanza.
Le doy un beso en la frente a mi hijo y otro a Isaac que está dormido a lado de él.
Sonrío y entra Santiago.
Observo que está vestido con un pantalón negro de vestir y una camisa negra de manga corta marcando sus pectorales.
Joder...
—Vengo a despedirme de mi hijo.
Menciona y asiento con la cabeza, me levanto y paso por un lado de él sintiendo el olor de su colonia.
Mierda.
Apresuro mi paso y entro a la habitación de Maty que ya se está pintando.
—Mierda Maty... me volveré loca con estos hombres.
Maty ríe mirándome por el espejo.
—Ya te dijo Gerardo que sedas al placer.
Me río y niego con la cabeza.
Veo el vestido que me pondré, que consiste en la mitad color negro cruzado y la otra mitad gris como una maya igualmente cruzada.
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