Pedro entró a mi piso con una bolsa de papel en la mano y la cara de quien viene a negociar.
Traía café del sitio que me gusta, una napolitana de chocolate y esa sonrisa torcida como si supiera que me tenía a medias, pero aún así le seguía abriendo la puerta.
"Antes de que digas nada," dijo levantando la bolsa como escudo, "esto no es soborno."
No le respondí. Solo di un paso hacia la cocina y él me siguió.
Nos sentamos en la mesa. Bala se estiró en su cama como si también tuviera resaca.
"¿Leíste lo que te puse?" me preguntó mientras desenvolvía su croissant.
"Sí."
Y ahí se quedó el silencio. No me preguntó qué pensaba. No dijo nada más.
Lo observé. Llevaba una camiseta blanca lisa, unas gafas de sol en el cuello, y ojeras suaves, de esas que solo te salen cuando no puedes dormir porque algo o alguien te está dando vueltas en la cabeza. No supe si me aliviaba o me jodía pensar que podía ser yo.
"¿Qué significa eso de 'intentar bien'?", le pregunté.
"Significa ir contigo. Al evento. No escondidos. Como algo real. Que la gente lo sepa."
Me sonó bonito.
Hasta que no lo fue.
"¿Vas a anunciar que terminaste con Noemí?"
Dudó. Se tocó la barba. Miró su croissant como si ahí estuviera la respuesta.
"No lo sé. Es que todo lo que diga ahora puede parecer... frío. Y ella todavía está... afectada. Hay gente pendiente. Mi equipo. Me recomendaron no mover nada por unas semanas."
Ahí fue. El golpe suave, pero certero.
"Entonces quieres que vaya contigo, pero sin que la gente sepa qué soy."
"No. Quiero que vengas porque quiero que estés. Y si alguien lo intuye, que lo intuyan. No quiero ocultarte más. Pero tampoco quiero armar un circo."
Me dolió. Y me enojó, más que todo, su tranquilidad.
"Pedro, lo que no quieres es que nadie piense que dejaste a tu novia por mí. Aunque eso haya sido lo que pasó."
"No es eso."
"Sí lo es."
Él suspiró. Apoyó los codos en la mesa. Me miró.
"¿Sabes qué es lo peor? Que si salgo contigo, vas a ser 'la otra' para muchos. Aunque no lo seas. Aunque haya terminado con ella antes de buscarte para algo real."
"Entonces no salgas conmigo. Quédate con tu reputación."
Me levanté, no dramática, pero firme. Y él se quedó ahí, como un invitado que ya no sabe si lo han echado o solo lo han dejado de atender.
"No quiero ser tu sombra. Ya lo fui. Ya sé lo que es esconderse para verte y esconderme más cuando me ves."
"Ale..."
"No. No me digas mi nombre como si eso arreglara algo."
Salí al pasillo. Me metí al baño. Y esta vez sí cerré la puerta, pero no la de siempre.
La emocional. Esa que me abría cuando él llegaba con su voz suave, su acento bonito y su maldita forma de hacerme sentir especial solo a medias.
Cuando salí, se había ido.
Otra vez.
Solo quedaba el café ya frío.
Y una nota escrita con su letra en la servilleta:
BINABASA MO ANG
CHAPIADORA.COM | QUEVEDO
FanfictionAle, trabaja en eventos sin imaginar que uno de ellos cambiará su vida por completo. Pedro: famoso, inalcanzable... y con novia. Lo que comienza como un cruce de miradas se convierte en algo que ninguno de los dos puede detener. Son amantes. Son...
