Capítulo Dos

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Me siento en mi lugar, junto a la silla vacía de Jamie Dornan. A lo mejor no aparece por aquí y me quito un peso de encima. No conozco de nada a este actor que al parecer es casi obligatorio conocer, no sé qué tema de conversación podría tener con él y no sé si le haría especial gracia tenerme a mí al lado en lugar de a alguien de su mismo ¿estatus? ¿nivel? A mi otro lado, mi derecha, está la silla del novio de Sally, y una silla más allá la de ella, así que se intercambian sus respectivos asientos de mutuo acuerdo para ella quedar a mi lado y Jonny queda junto a Adam, al menos así ellos pueden hablar cosas de chicos y nosotras cosas de chicas y la cena no será tan tediosa.

Un codazo de Sally en las costillas es el indicativo de que el susodicho ha hecho acto de presencia. Miro disimuladamente a mi izquierda a través de un mechón oscuro y suelto adrede de mi recogido, y un hombre alto, muy elegantemente vestido con chaqueta negra, camisa blanca con los dos primeros botones sin abrochar, y sin corbata ni pajarita, se sienta a mi lado tras encontrar su nombre.

–Buenas noches –pronuncia acercándose la silla a la mesa y desabotonándose el botón medio que mantenía su chaqueta perfectamente cerrada.

–¡Buenas noches! –casi grita Sally desde su posición mientras yo me he quedado muda al verlo de cerca.

Le dedica una educada sonrisa a mi compañera, una sonrisa de dientes blancos y bien dispuestos que marca unos leves hoyuelos en sus mejillas y alcanza a alegrar también sus ojos de un gris líquido. ¡Santo Dios! Con todo mis respetos, ¡que le den al matazombies de Andrew! Desde luego si ese Christian Grey debía ser un hombre imponente y muy, muy guapo, debo felicitar al equipo de casting de la película por haber encontrado todo eso en él. Jamie me mira unos segundos en los que el suelo tiembla bajo la silla que sostiene mi cuerpo, quizás él espera que sea cortés y le acabe yo también por devolver el saludo, pero inexplicablemente no lo hago. "Por favor, que no me hable, que no me hable...", es todo lo que puedo pensar. Estoy tan patéticamente nerviosa que ahora sí que no quiero tener que entablar conversación con él y quedar como una estúpida.

Pero tras aquellos segundos eternos de cruce de miradas en los que la sonrisa no abandona su rostro, Jamie gira su cabeza hacia su otro lado y comienza a hablar sobre algún tema que no alcanzo a oír con el hombre sentado a su izquierda, deben de conocerse de antes. Menos mal, con suerte la conversación con tal persona le parecerá, durante toda la noche, mucho más interesante que la conversación con una total desconocida además de mal educada que no devuelve el saludo cuando se le dan las "Buenas noches". 

–¿Has escuchado que acento más sexy? –escucho desde mi derecha en un susurro cerca de mi oído– Irlandés –explica con una sonrisa Sally mostrándome en la pantalla de su móvil la búsqueda de "Jamie Dornan" que ha hecho en la Wikipedia, en la que aparece su lugar de nacimiento junto a mucho más texto y una foto actual del actor–. Quizás debas invitarlo a un café irlandés o algo de eso... Ya sabes, de esos que tienen mucha espuma encima. No creo que aquí tengan cafés –dice pensativa.

–¡Sally! –de un manotazo impulsivo bajo su mano escondiendo el móvil–. Guarda eso. Nos va a tomar por unas acosadoras. Sally ríe ante mi actitud acobardada y guarda el móvil.

Poco después empiezan a servirnos los platos y comenzamos a cenar todos en aquella inmensa sala, aún no ha empezado la gala de entrega de premios. La comida está exquisita y Sally comparte su atención entre su novio a su derecha y yo a su izquierda, pero empiezo a aburrirme.

Me acabo el delicioso postre, doy un sorbo a mi copa, creo que es la segunda que me termino, miro hacia mi compañera, que está totalmente dedicada a una conversación con Jonny sobre una receta de su abuela que según ella es idéntica al segundo plato que hemos degustado.

Luces, cámaras... ¡Acción! (con Jamie Dornan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora