Estocástico

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Una vez, conocí a un hombre
De pies entumecidos y alma descalza
Danzaba, en el borde de mi abismo.

Una vez lo vi, sin necesidad de observar mi entorno

Para ese entonces el renombre yacía en mis párpados indolentes.

Danzaba, desprendía en sus contornos vestigios de mis ansias

Ejercía el meneo por el que la cordura desvive

Un navío incesante de zafiros, lozanía de un instante

Y solo así, aquella tempestad abstraída compuso mi naufragio.

EntropíaWhere stories live. Discover now