Por algunas discusiones y desacuerdos sus padres decidieron separarse, cuando ambas tenían solamente 2 años y medio, causando que se olvidaran de la existencia de la otra.
Luchan Lopez, una chica de California a la moda, y Mila Bernal, una señorita...
Lastimosamente su sueño no duraría mucho, Pues pocos minutos despues de que ambas niñas se duerman, un último grito paro la pelea.
–¡¡ME ARREPIENTO DE HABERME CASADO CONTIGO!!–
Una mala decisión de palabras que habían logrado darle fin a la pelea.
El silencio reinaba en el lugar, el Alfa solo miraba a su esposo arrepentido por lo que había dicho esperando cualquier reacción de parte de su Omega, pero este no decía nada, ni siquiera le levantaba la mirada.
Para el Alfa el silencio parecía eterno, no sabía cuánto había pasado, perdió la noción del tiempo, lo que para el habían sido horas en aquel silencio que parecía eterno, para el Omega solo habían pasado unos pocos segundos en realidad, pues así había sido.
El silencio fue roto por los pasos del Omega alejándose de dónde ambos estaban peleando siendo seguidos por el Alfa detrás de él, hasta la habitación donde sus pequeños estaban.
La puerta de la habitación fue abierta dejando ver al Omega.
–¡Espera! No fue mi intención decir eso–
El Omega volteo a ver a su Alfa, sus hermosos ojos negros estaban llenos de lágrimas que escapaban corriendo por sus mejillas.
–No me hagas reír– Intento limpiar sus lágrimas con el puño de su sudadera, Pero era en vano pues nuevas lágrimas reemplazaban a las anteriores –¡Está muy claro lo que quisiste decir!–
El Omega se acercó a la cuna de su hijo menor de apenas dos meses tomándolo en brazos, él menor se removió lentamente al sentir como lo levantaban.
–Shhh– Lo empezó a arrullar lentamente evitando que él pequeño empezará a llorar.
–¿Amor que estás haciendo?– El Alfa observaba a su Omega siguiendo con la mirada cada movimiento que hacia.
–¿Que no es obvio? ¡Me largo de aquí!–
-¡¿Que estás diciendo?!– Su mirada cambio a una de completo terror al escuchar aquellas palabras salir de la boca de su Omega –Piensa bien lo que estás haciendo–
–Ya lo hice, y si tanto te arrepientes de que nos hayamos casado.. Mañana tramitaremos los papeles de divorcio–
–Piensa lo que estás haciendo–
–Ya lo pensé, ¡Me largo! Y me llevo a mis hijos–
–¡¡Tú no te vas a llevar a ninguno de mis hijos!!– Grito el alfa enojado
–¡¿Me estás jodiendo?! ¡¡Javi es un bebé, no se va a quedar contigo!!–
El menor de tan solo 2 meses empezó a llorar por los gritos de sus padres.
El Omega se calmó al escuchar a su pequeño llorar, relajando su mirada empezando a arrullar lentamente al menor intentando calmarlo, a los pocos minutos logro calmarlo y que volviera a dormir.
–Mira no me importa lo que pienses, nos iremos a lo legal, a ver si así te parece– El Omega volteo a ver a sus demás hijos –Vamos a dormir vengan– Extendió una de sus manos, siendo tomada por sus dos pequeñas que corrieron rápidamente hacia él, al ver como les daba la mano –Todo estará bien, vamos a dormir un poco–
El Omega salió de la habitación acompañado de dos de sus hijas y el pequeño en brazos, mientras su hijo mayor se quedo con su padre.
–Todo estara bien, Papi– El menor se acercó a su padre abrazándolo –A Mamá se le bajara el enojo, mañana estará como si nada–
El Alfa solo le dió una sonrisa intentando calmar al menor, aunque el sabía que su pareja no cambiaría de opinión, lo conocía muy bien.
–Vamos a dormir, campeón– Lo tomo en brazos saliendo de la habitación dejando dormir a ambas niñas y a su hijo de tan solo un año tranquilos.
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Parecía que las cosas se habían calmado durante unas semanas, pero no era así en realidad, simplemente el Omega había decidido ignorar a su Alfa, logrando así evitar cualquier pelea o intento de arreglar las cosas de parte de cualquiera de los dos.
Aquella acta de divorcio había tardado más de lo planeado, pero justamente el día anterior había llegado.
Después de tanto pensarlo, El Alfa estuvo de acuerdo en que el divorcio seria la mejor opción para sus hijos, Pero el no estaba completamente de acuerdo, Y aunque al Omega le doliera aceptar ya se había arrepentido de hacerlo, Pero la decisión ya estaba tomada y ya no podia hacer nada.
Ambos habían quedado en que se separarían y no le contarían a ninguno de sus hijos la existencia del otro o de sus hermanos... Pues aún eran muy pequeños para que se recuerden dentro de algunos años.
Así en una tarde nublada y lluviosa, el rubio junto a 3 de sus hijos abandonaron aquella casa llena de hermosos y malos recuerdos.
Ambos habían terminado con el corazón lastimado, Pero su orgullo era mucho más fuerte para evitar decir lo que ambos sentían.
Dos corazones llenos de amor e ilusión habían entrado a aquella casa convirtiéndose en uno solo, pero con el paso del tiempo aquel corazón fue siendo lastimado poco a poco.
El Omega salió de la casa esperando que lo detuvieran o que su cuerpo actuara solo regresando a los brazos de su Alfa, mientras que el Alfa se quedo atrapado sin atreverse a hacer algo, para detener a su Omega, pero ninguno hizo nada, su orgullo no se lo permitió a ninguno.
Marcando así el final de aquel amor.
Aunque el destino fue quien se encargo de separarlos, También puede ser quien se encargue de volver a unirlos nuevamente....
Pregúntale al destino porque nos enamoró... ¿Por qué, pues?.... Pregúntale al camino, que porque nos separó....
