salida a Hog....HARRY POTTER QUE HISISTE

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Le señaló con la cabeza un aula vacía que estaba a la izquierda de la estatua de la bruja. Harry entró detrás de Fred y George. George cerró la puerta sigilosamente y se volvió, mirando a Harry con una amplia sonrisa.

-Un regalo navideño por adelantado, Harry -dijo. Fred sacó algo de debajo de la capa y lo puso en una mesa, haciendo con el brazo un ademán rimbombante. Era un pergamino grande, cuadrado, muy desgastado. No tenía nada escrito. Harry, sospechando que fuera una de las bromas de Fred y George, lo miró con detenimiento.

-¿Qué es?

-Esto, Harry, es el secreto de nuestro éxito -dijo George, acariciando el pergamino.

-Nos cuesta desprendernos de él -dijo Fred-. Pero anoche llegamos a la conclusión de que tú lo necesitas más que nosotros.

-si tu novia te convenció con una cara de cachorro - Fred lo miro mal, Harry le dio la razón Llamylet aveces era muy buena en conseguir lo que quiere-  De todas formas, nos lo sabemos de memoria. Tuyo es. A nosotros ya no nos hace falta.

-¿Y para qué necesito un pergamino viejo? -preguntó Harry.

-¡Un pergamino viejo! -exclamó Fred, cerrando los ojos y haciendo una mueca de dolor; como si Harry lo hubiera ofendido gravemente-. Explícaselo, George.

-Bueno, Harry.. cuando estábamos en primero.. y éramos jóvenes, despreocupados e inocentes... -Harry se rió. Dudaba que Fred y George hubieran sido inocentes alguna vez

-. Bueno, más inocentes de lo que somos ahora... tuvimos un pequeño problema con Filch.

-Tiramos una bomba fétida en el pasillo y se molestó.

-Así que nos llevó a su despacho y empezó a amenazarnos con el habitual...

-... castigo...

-... de descuartizamiento...

-... y fue inevitable que viéramos en uno de sus archivadores un cajón en que ponía «Confiscado y altamente peligroso».

-No me digáis... -dijo Harry sonriendo.

-Bueno, ¿qué habrías hecho tú? -preguntó Fred- George se encargó de distraerlo lanzando otra bomba fétida, yo abrí a toda prisa el cajón y cogí... esto.

-No fue tan malo como parece -dijo George-. Creemos que Filch no sabía utilizarlo. Probablemente sospechaba lo que era, porque si no, no lo habría confiscado.

-¿Y sabéis utilizarlo?

-Si gracias a los Black- dijo Fred, sonriendo con complicidad y el los miro confundido -Esta pequeña maravilla nos ha enseñado más que todos los profesores del colegio.

-Me estáis tomando el pelo -dijo Harry, mirando el pergamino

. -Ah, ¿sí? ¿Te estamos tomando el pelo? -dijo George. Sacó la varita, tocó con ella el pergamino y pronunció: -Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

E inmediatamente, a partir del punto en que había tocado la varita de George, empezaron a aparecer unas finas líneas de tinta, como filamentos de telaraña. Se unieron unas con otras, se cruzaron y se abrieron en abanico en cada una de las esquinas del pergamino. Luego empezaron a aparecer palabras en la parte superior. Palabras en caracteres grandes, verdes y floreados que proclamaban:

Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta
proveedores de artículos para magos traviesos están orgullosos de presentar
EL MAPA DEL MERODEADOR

Era un mapa que mostraba cada detalle del castillo de Hogwarts y de sus terrenos. Pero lo más extraordinario eran las pequeñas motas de tinta que se movían por él, cada una etiquetada con un nombre escrito con letra diminuta. Estupefacto, Harry se inclinó sobre el mapa. Una mota de la esquina superior izquierda, etiquetada con el nombre del profesor Dumbledore, lo mostraba caminando por su estudio. La gata del portero, la Señora Norris, patrullaba por la segunda planta, y Peeves se hallaba en aquel momento en la sala de los trofeos, dando tumbos. Y mientras los ojos de Harry recorrían los pasillos que conocía, se percató de otra cosa: aquel mapa mostraba una serie de pasadizos en los que él no había entrado nunca. Muchos parecían conducir...

La familia BlackWhere stories live. Discover now