A veces me pregunto, ¿Estoy aquí por alguna razón concreta? ¿De verdad merezco la pena tanto como dicen? ¿O tal vez sólo me lo dicen por ahorrarse mis continuos bajones?
Bueno, eso vosotros no lo sabéis; todavía no os he hablado de mi. Mi nombre es Melania, sí, Melania. No es Melanie, es Melania. Dicen que de las primeras cosas que se eligen cuando una persona nace es el nombre, en ese caso mi comienzo ya empezó siendo un desastre. Nací el 1 de enero del 94 con 3 meses de retraso y pasé mis primeros días en la incubadora por complicaciones en el parto y durante los primeros años mis padres a penas podían sacarme de casa ya que me diagnosticaron un posible tumor en el pulmón derecho que me dificultaba la respiración. Fue muy difícil encontrar el tumor, todo ocurrió una tarde de junio 4 años después. Os contaré cómo fue.
Yo estaba en casa de mis abuelos, porque mis padres estaban trabajando y a penas se podían ocupar de mi entre semana. Todos pensaban que había comenzado tarde a caminar e incluso algunas personas estaban algo asustadas de que esto hubiera sido así. Estaba jugando en la piscina y mi abuela estaba leyendo una revista, un rato más tarde le dije que quería salir que ya estaba cansada. Salí y en cuanto me disponía a por mi ropa, sentí una especie de dolor en el pecho que poco a poco me provocó tos. Mi abuela me dijo que me pusiera una toalla para no resfriarme. Ella la cogió y me dijo que fuese, fue cuestión de unos pasos en su busca y caí al suelo. Me había desmayado, o al menos eso es lo que creían mis padres. Para mi sorpresa, desperté en una habitación que no recordaba haber visto nunca antes. Parecía la típica consulta en la que nos inyectaban las vacunas a los niños, pero no sé por qué esa habitación era diferente. Sólo recuerdo la cara asustada de mis padres alrededor de la cama en la que me encontraba. Después volví a perder el conocimiento y estuve unas semanas en coma; una vez más, volví a despertar. Mis padres seguían ahí, para mi fue como una simple siesta sin más, pero para ellos habían pasado días y días... Lo único que noté diferente fue que esta vez no estaban a mi lado. Estaban tras un cristal con unas cuantas enfermeras por lo que deduje que aquello era el hospital.
Mi madre aún no se creía lo que había ocurrido, estaba llorando mientras mi padre la abrazaba, no obstante, yo seguía sin saber nada. Al rato entró un hombre de mediana edad con una larga bata blanca, aspecto agradable y unas gafas en el bolsillo, el cual me sonrió con intenciones de iniciar una conversación.
Dr: ¿Qué tal estás, Melania? -dijo sonriendo otra vez-
Yo: ¿Qué-qué hago aquí? -dije mediante un tono ligeramente entrecortado-
Dr: Has estado unas semanas en coma, sufriste un desmayo. Todavía no sabemos exactamente qué te ocurre pero estamos seguros de que todo saldrá bien. Pero deberás portarte bien y quedarte con nosotros un tiempo. Por cierto, soy el Doctor Fernández, seremos buenos amigos.
Yo: ¿A-amigos? ¿Están seguros de que no saben lo que me ocurre Doctor? ¿Voy a estar mucho tiempo aquí? Debería volver a clases.
Dr: Exacto, amigos. Exactamente no lo sabemos todavía, estamos investigando. No te molestes por las clases, retomarás el curso cuanto antes posible.
A pesar de ser cierto que no sabían aún qué era lo que me ocurría, aunque hubieran encontrado el tumor no me iban a decir a mí, una niña de 4 años y unos meses, que estaba pasando por ello. Pero bueno, a lo que iba, me tocó pasar 2 largos años en la cama de un hospital sin apenas poder moverme ya que al mínimo esfuerzo mi cuerpo se cansaba y mis pulmones se oprimían 'gracias' al tumor. Esa pequeña putada digamos que me la diagnosticaron al año, al principio me daban largas, pero a mis padres directamente les dijeron que me quedaban un par de años de vida. Intentaron decírmelo, pero si ya simplemente a ellos les costaba asimilar que su única hija iba a morir, imaginar lo que sería decírselo. Por mi sexto cumpleaños, 1 de enero del 1996, aún en cama, mis padres me trajeron una pequeña caja con un lazo azul. El azul era mi color favorito, pero a mi nunca me gustaron los regalos. No me gustaba que la gente gastase dinero en mi. A parte; ningún regalo podía remediar aquel desastre. No podía caminar, había olvidado por completo cómo se hacía. A lo largo de esos dos años mi entretenimiento se reducía a un pequeño reproductor de música que me regalaron por navidades y a unas siete u ocho canciones de los 80.
Notaba a mis padres extraños, me sonreían pero de alguna manera podía ver la tristeza y el miedo en sus miradas. Papá me dio aquella extraña caja azul y acto seguido me dispuse a abrirla:
Yo: Papá, Mamá os dije que no quería ningún regalo.
Ádam: Hija sabemos que no querías ningún regalo, pero nos hacía ilusión celebrarlo este año de una manera diferente...
(Mamá apenas podía hablar. La miré.)
Yo: Mamá, ¿Qué te ocurre? Te notó diferente. ¿Necesitas algo?
(Mamá bajó la mirada y negó con la cabeza)
Ádam: Melania, tu madre está bien, simplemente está agotada, apenas hemos dormido esta noche.
Yo: Papá puede que haya pasado casi dos años aquí metida pero te puedo asegurar que sigo pensando igual e incluso mejor que antes. -dije dejando el regalo al lado de mi cama- ¿Se puede saber que os ha dicho el Doctor?
Ádam: Está bien... hemos estado hablando de esto mamá y yo, y no habíamos encontrado el momento... No teníamos pensado decírtelo en el día de tu cumpleaños pero, no nos queda otra...El Doctor Fernández... hace un tiempo nos dijo, que, finalmente, ti-tienes un... tumor. Un-un tumor en...en el pulmón derecho y que... estimaban dos años de vida...
Yo: ¿Qué queréis decir?¿Que tengo cáncer? ¿Vo-voy a morir?
Ádam: Se-según los doctores, sí....
Yo: ¿He pasado dos años de mi vida entre agujas, oxígeno, mentiras y una habitación deprimente, para que ahora vengáis y me digáis que estoy a punto de morir? -dije entre lágrimas-
-Papá asintió con la cabeza aún costándole-
Yo: Iros, no os quiero volver a ver en mi vida. Os odio.
Delia: Me-Melania, no nos digas eso. Te hemos estado cuidando todo lo que nos hemos podido permitir durante estos años para que fueras feliz. -dijo mamá llorando-
Yo: Iros. No quiero volver a veros en mi vida.
Papá y mamá marcharon por la puerta y yo comencé a llorar. En aquel momento me vi sola como nunca antes. Completamente abandonada. Así fue el descubrimiento del tumor...
YOU ARE READING
How could is not fall for you?
FanfictionComo primera novela para esta cuenta he decidido hacer una especie de fanfic, una historia de amor llena de inseguridades en la que todo se decidirá desde el corazón. Cosa que nunca había intentado ya que siempre he escrito basándome en hechos de mi...
