Muchas gracias — dijo Harry, echando una de las sillas hacia atrás para que yo me sentara, colocándose luego a mi lado. El mismo chico que nos trajo hasta la mesa nos dio menúes para así observar y poder ordenar. Me sentía algo incómoda, no quería venir en realidad, pero tampoco iba a quedarme a morir de hambre en casa.

¿Qué te gustaría comer? — se inclinó un poco hacia mí y me susurró sin quitar los ojos del menú.

No lo sé, lo que tú ordenes está bien — dije un poco avergonzada, sonriendo levemente de lado; no estaba muy acostumbrada a este tipo de lugares, así que no sabía bien de estas combinaciones y nombres extraños que aparecían en el menú.

Tráeme por favor dos órdenes de salmón con vegetales a la parrilla y dos copas de vino Pinot Noir, por favor — dijo entregando su carta y la mía una vez que el mesero anotó la orden.

Ya se lo traigo — dijo el chico educadamente para luego retirarse.

¿Sabes que soy menor de edad, no? — dije alzando una ceja y riendo levemente.

No soy tan tonto, estoy 95% seguro de que has tomado anteriormente — me miró y después soltó una risa leve, a lo que simplemente le respondí con otra sonrisa de lado.

Te propongo algo — dijo captando mi atención de inmediato, así que lo miré y coloqué mi mano apoyando mi barbilla, mirándolo, esperando que hablara — comencemos desde cero, perdóname y te prometo que te lo recompensaré.

Tendrás que hacer mucho para que te logre perdonar... — alcé los hombros restándole importancia, y lo miré a los ojos. Tenía unos ojos muy preciosos.

Tomaré eso como un sí — dijo y se apoyó en la mesa quedando más cerca de mí, ignorando por completo a las personas que estaban en la mesa, y es que también todos estaban haciendo cosas diferentes — y bueno, dime, ¿tienes algún novio?

No, realmente no — alcé una ceja mientras seguía viéndolo — ¿y tú? imagino que aquí eres todo un casanova.

En realidad desde lo que pasó con Emily admito que me cerré bastante, no he vuelto a salir con nadie seriamente, me centré más en mi vida profesional que en mi vida amorosa — me mantuve escuchándolo atentamente, pero realmente no sabía qué decir, aparentemente la partida de esa chica le había afectado más de lo que me imaginé, así que simplemente guardé silencio.

¿Te puedo hacer una pregunta? — dije evitando hablar de ella unos segundos después.

Claro — susurró con una pequeña sonrisa.

¿Porque ni si quiera te molestaste en llamar? — pregunté seria. Esa pregunta me había atormentado durante años y era hora de obtener respuestas.

Lo siento tanto, Michelle, perdóname en serio, tenías razón, fui un infantil, ella era mi mundo y cuando se fue traté de seguir mi vida y por eso vine a vivir con mis padres, me quería alejar de todo... — dijo arrepentido, y yo solo guardé silencio. El silencio fue interrumpido cuando el mesero llegó con la comida.

Muchas gracias — dijo Harry sonriendo sin mostrar los dientes.

Con permiso — dijo y se fue, dejándome nuevamente en medio de aquella incómoda conversación.

No sabes lo mucho que me arrepiento de haberlos dejado, de haberte dejado a ti en especial — dijo para empezar a comer de su plato, y yo tomé un poco del vino — y ¡mírate! — dijo luego de trahar.

¿Qué? — alcé una ceja mirándolo, realmente no entendía a qué se refería.

Pues, ¡que eres una belleza de mujer! te dejé tan pequeña y mírate ahora, has cambiado tanto... — hizo una pausa sin dejar de mirarme, mientras seguía comiendo.

Pues sí tío, creo que he cambiado — dije tímida, pero con una sonrisa.

¿No recuerdas que siempre te decía que me digas Harry? me haces sentir viejo — dijo soltando una pequeña risa antes de tomar de su copa.

Harry — reafirmé con una sonrisa leve, recordando todas las veces que lo llamé tío y me lo corrigió — pero sí, tú también has cambiado bastante...

Pasó el rato, ambos andábamos algo ebrios ya que habíamos pedido la botella luego de que sus compañeros de trabajo se habían retirado. Conversábamos sobre mi familia, como fue su vida luego de irse y todo lo que se nos ocurrió, realmente ya estaba comenzando a sentirme igual de cómoda que antes con él, no lo había perdonado completamente pero por lo menos ya no sentía que lo odiaba; se nos fue el tiempo volando mientras conversábamos, hasta que dieron las 11 y 50 de la noche. Decidimos irnos a casa ya que mañana tenía que irse temprano a la oficina, así que pagó y nos retiramos.

Comenzó a llover y Harry puso el techo del convertible, condujo hasta su casa a una velocidad considerada debido a que estaba un poco tomado. Esta vez yo iba en la parte trasera del auto ya que sentía que el mundo me daba vueltas y quería recostarme. Cuando llegamos a casa y ya estábamos bajo techo en su garaje fue a abrirme la puerta, y debido a que el auto estaba mojado sus manos se deslizaron haciendo que se resbalara y cayera encima de mi. No lo moví, no sé por qué, no quería hacerlo, y él tampoco se movía. Lo miré a los ojos y sentía mi respiración acelerarse cada vez más, estaba mal, pero estábamos tan cerca, y cada vez se acercaba un poco más...

30 DÍAS DE PECADO | H. S | EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora