Capítulo 1

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La vida es una gran ironía. Es gracioso como puede dar un giro drástico en tan poco tiempo y de manera completamente inexplicable; un día dispones de una vida corriente y al otro puedes estar a punto de morir.

En aquel entonces aún no me había dado cuenta de que la rutina que daba por sentada no duraría para siempre, sin embargo cuando estuve a punto de cruzar a lo que quede más allá de la vida es cuando reconocí el gran y doloroso desperdicio de tiempo que tuve en riñas insignificantes, en vez de haber aprovechado cada segundo que tenía en aquel entonces.

Consideraba tener una vida normal, hasta podría admitir que era a tal punto aburrida, y tenía el pensar de que cosas como las que actualmente vivo podrían suceder muy rara vez, por lo visto me equivoqué. Pasé de despertar y hacer la rutina de una ordinaria adolescente promedio a una vez recuperada el conocimiento hablar con un médico especializado de lo sucedido.

Aquel día lluvioso cuando ese maldito camión apareció y arruinó mi vida. El recordar que discutíamos por algo sin sentido llena mi alma de dolor.

***

Día anterior.

Hoy era un día más, sin ninguna novedad en mi vida. Me desperté con el sonido de mi alarma, me hice camino al cuarto de baño e hice la rutina de siempre. Al bajar a la sala encontré a mi madre en la cocina preparando el desayuno como de costumbre, aunque parecía más contenta de lo normal, lo cual era realmente extraño.

—Buenos días— saludé a mamá.

—Muy buenos días, cariño. ¿Cómo amaneciste?

—Bien, gracias— la miré con recelo. Ay, conocía perfectamente esa sonrisa y ese tono de voz, quería algo y no sabía qué, eso me asustaba. Cuando mamá ponía ese tipo de sonrisa quería decir que planeaba algo e intuyo que tiene que ver con Shawn.

—¿Por qué tengo el presentimiento de que me dirás algo relacionado con el tonto de Shawn— ella me dio una mirada reprobatoria.

—Elena, no le digas así a tu hermano. Y sí, tu presentimiento no se equivoca, creo que hace mucho que no se ven y sería bueno un reencuentro.

—¿Qué?, ¿cómo estás tan segura de que yo estoy de acuerdo con el "reencuentro de hermanos"?— hablé haciendo señas con mi dedo índice y corazón.

—Vamos, cariño, sé que no es de tu agrado, pero si tan sólo lo ves unos minutos y luego te vas. ¿Qué me dices?

—Déjame pensar... Pasar el fin de semana encerrada en casa o visitar a Shawn— mientras lo decía imitaba una balanza con las manos que se inclinaba mayormente a pasar en casa. —Mamá, la balanza ha hablado y no se equivoca— mi madre claramente enfadada se cruzó de brazos frente a mí, hasta dejó de preparar los sándwiches del desayuno.

—No puedes quedarte sola, pasaremos días fuera de casa durante el viaje y regreso.

—Puedo quedarme con Camila, su hermana está de visita— ¿Por qué Shawn no puede ser como ella? —Y también podría quedarme con mi tía Anna ya que está de visita.

—¡Puedes quedarte hasta debajo de un puente si así lo deseas, pero no te dejaré porque soy tu madre y harás lo que yo diga!— como siempre mi madre queriendo ganar con el mismo argumento.

—¡No me puedes exigir-!— nuestro pequeño debate se vio interrumpido por mi padre que entraba a la cocina.

—Basta, por favor, sus gritos se escuchan hasta el segundo piso. Cariño, después hablamos con Elena de la visita, ¿sí? Ahora debería ir al college o se le hará tarde— dijo mi padre guiñándome el ojo sin que mamá lo vea y no pude evitar sonreír agradecida, una vez más mi padre me salvó de una odiosa charla.

Atrapada en la fraternidad Where stories live. Discover now