Don't tell nonna - yeongyu

XIV

A pesar de sus intentos por evitar el desayuno con Chaewon, eventualmente se quedó sin excusas para demorarse más y no le quedó más remedio que bajar las escaleras rumbo a la cocina. Normalmente ayudaría a su hermana preparando el arroz, o sirviendo el kimchi, o cualquier cosa que pudiera hacer, pero había demorado más de lo usual y para cuando llegó ella ya estaba terminando de servir todo para los dos. Como ella no había notado su presencia, Beomgyu se apoyó de costado contra el marco de la puerta para observar los movimientos delicados y elegantes de la chica mientras colocaba arroz en dos cuencos distintos y tarareaba una de las tantas canciones de grupos de chicas que solían cantar y bailar juntos antes de que Yeonjun apareciera en el mapa. "Me gustas tú" era la canción que Chaewon tarareaba, y Beomgyu sintió cómo los celos que había sentido durante todo el fin de semana eran aplastados por la culpa de los días anteriores, y mientras veía a su hermana entonando aquella canción, sonriente, tan feliz (porque se notaba a simple vista que estaba contenta) se sintió terrible al comprobar que había estado tan cegado por sus sentimientos por Yeonjun como para olvidarse del amor y la amistad que tuvo toda la vida con Chaewon. Tal vez Kai tenía razón y debía cortar la relación insana con el pelinegro y fingir que nunca había pasado, si lo hacía era posible que pudiera salvar su relación con Chaewon, que era mucho más importante. Había pensado que Yeonjun valía los problemas, y eso seguía pensándolo, pero... ¿Valía también perder a Chaewon? De eso ya no estaba tan seguro.

—Noona —dijo para llamar su atención, sorprendiéndose por lo ahogada que le salió la voz—. Lo siento, me quedé dormido.

—Descuida, Beomie —soltó ella, sonriente—. Sólo falta llevar el arroz a la mesa, ¿lo llevas?

—Sí, dame —aceptó, tomando los dos cuencos, devolviéndole la sonrisa a la chica—. Déjame llevarte a pasear o algo para compensarte después.

—Ay, no, cielo, no es necesario —se apresuró a decir Chaewon, negando con la cabeza—. No me molesta prepararte el desayuno, me recuerda a cuando eras más pequeño.

—Beomie tiene muuucha hambre, noona —canturreó con un puchero, tratando de hacer aegyo—. Comeré bien, gracias.

— ¿Pero qué mosca te picó ahora? —preguntó la chica, riéndose—. Dios, eres tan lindo, detente.

Beomgyu rió mientras llevaba el arroz a la mesa, auténticamente feliz por ver que Chaewon seguía siendo la misma con él a pesar de todo. Ella no sabe nada, recordó, y fue suficiente para que se sintiera culpable nuevamente. De verdad quería compensar a Chaewon por lo que había hecho, incluso si eso significaba renunciar a Yeonjun. Y con esos pensamientos pasó el desayuno, obligándose a sonreír y hacer las boberías de siempre para escuchar la bonita risa de su hermana, bromeando con ella, y hablando como solían hacerlo. Chaewon le contó sobre el trabajo, sobre una nueva tienda de ropa que había descubierto que tenía muchas cosas bonitas que quería comprar, también mencionó algo sobre una tienda de mascotas nueva cerca del trabajo a la cual quería ir para comprar un perrito, y luego se entusiasmó hablando sobre el cuidado del animal. Beomgyu, por su parte, le habló de sus clases, explicándole sobre lo que tenía que leer para el día siguiente, le contó sobre la película divertidísima que había visto con Kai el día anterior y también sobre las nuevas coreografías que le había mostrado su amigo, mencionando cómo uno de los videos que le enseñó el desgraciado de Kai era en realidad un screamer que lo hizo chillar como loco unos buenos tres minutos. Y siguieron hablando de todo eso mientras lavaban los platos, y luego mientras caminaban hacia el centro para ir cada uno a sus respectivas obligaciones, universidad y trabajo, y todo marchaba de maravilla hasta que Chaewon mencionó el nombre de Yeonjun.

— ¿Puedo decirte algo, Beomie? —preguntó ella de repente—. Es sobre Yeonjun.

—Uh, s-sí, claro —murmuró, incapaz de decirle que no—. ¿Qué es?