Cartas y secretos.

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—¿Cómo que no me vas a llevar a casa? —pregunto con miedo.

—No puedo dejar que ellos te tengan, pero ya que te tengo yo no puedo soltarte así como si nada para que después vayas y le digas todo a la policía —masculla con voz neutra.

—¿Tu miedo es que yo te delate con la policía? —pregunto mirándolo, mientras él conduce.

—Exacto —afirma.

—¿Y si yo no digo nada, me soltarías? —articulo, esperanzándome

—Tendría que pensarlo —dice serio.

—¿Por qué me secuestraron? ¿Por qué no puedes dejar que ellos me tengan? —pregunto rápidamente.

—Supongo que son temas confidenciales, ¿no crees? —masculla sonando muy obvio.

Bufo molesta, quiero ir a casa, quitarme estos zapatos, este vestido y dormir.

—Pensé que eras algo mayor —masculla cuando nos detuvimos en un semáforo, detallando cada centímetro de mi rostro.

—Tengo diecisiete —articulo—. Cumpliré los dieciocho en noviembre.

—No lo decía por la edad, lo decía por... —lo interrumpo.

—¿Apariencia física? —termino por él.

—Así es.

Me quedo en silencio pero una pregunta hizo que empezara a hablar.

—¿Cómo te llamas?

—Christian —responde con voz neutra.

—¿Qué hice para que me secuestraran? —pregunto mirándolo.

—¿No te dije que es confidencial? —articula un poco enojado—. Y si sigues preguntando estupideces, no dudaré en hacerte lo que le hice a aquel tipo —dice con rudeza refiriéndose al tipo que había matado hacía un rato.

Me quedo en silencio, mirando hacia la ventana, pensando en que le inventaría a mis padres, a Amy y a Chad.

A mis padres simplemente les podría decir que me fui a casa de Amy a ver una película, y que luego nos quedamos dormidas. Y a Amy y Chad les diría que me perdí.

Sí, eso les diría.

Aunque mentirle a Amy no es fácil.

Christian aparca el auto en frente de una casa que se veía un poco abandonada.

Se baja del auto y da la vuelta, quita el seguro y abre la puerta.

—Estira tus brazos —ordena con una voz que daba miedo.

Le obedezco y estiro mis brazos, juntando mis muñecas. Él coloca unas esposas en ambas muñecas.

—¿Qué haces? —pregunto molesta—. Esto es incómodo, ¿sabes? —digo alzando mi voz.

—No me importa, ¿sabes? —responde molesto, luego me agarra del antebrazo guiándome hacia la casa, mete la llave en la cerradura y abre la puerta.

Las apariencias engañan, la casa por dentro parece una mansión.

En el sofá, me encuentro con dos hombres sentados quienes parecían ser amigos de Christian.

Uno de los chicos, mira a Christian, cuando dirige su mirada a mi, abre sus ojos como platos. El otro chico hace lo mismo.

—¿Qué haces con ella? —pregunta uno de ellos, quien tiene un acento italiano.

—Sabes que es muy arriesgado —advierte serio, el otro, quien tiene acento español.

—Primero, saben que no me importa, segundo, a ella la tenían los oponentes, no podía dejarla ahí para que después nos encierren en la cárcel a nosotros —responde Christian molesto.

La verdad no entiendo un comino de lo que decían, ¿acaso sabían quién soy yo? ¿Cómo?

—¿Y ahora qué vas a hacer, Christian? ¿Vas a tenerla aquí para que después los oponentes sepan que la tenemos nosotros y les diga a la policía, y a James? —dice el chico italiano.

¿James? ¿Sabían quién es mi papá?

—¿Puedes callarte? —grita Christian—. Ella está aquí, por si no lo has notado —recuerda apuntándome con su dedo pulgar.

—Pensé que le habías dicho todo —dice el chico italiano en autodefensa.

—¿Decirme qué? —pregunto.

No obtengo respuesta.

—Sube y entra a la habitación que se te de la gana —ordena Christian, deshaciéndose de las esposas que traía en mis muñecas.

Obedezco y subo por las escaleras, despacio, estaba asustada, me tienen aquí Raptada Dios sabe hasta cuando.

Abro una puerta lentamente, asomo mi cabeza y veo una cama sencilla tendida de color azul.

Entro lentamente, asegurándome de que no haya algún asesino esperándome para disparar.

Después de revisar la habitación asegurándome de que no se encontraba nadie quien quisiera matarme -eso puede pasar, no estoy loca- me siento en el borde de aquella cama. Dirijo mi mirada hacia la mesita de noche que se situaba al lado de la cama, camino hasta ahí y noto que había un sobre y una foto encima de éste, tomo ambos con mis manos.

Primero observo la foto, ahí estaba Christian con una mujer un poco mayor, parecía ser su madre y una chica como de mi edad.

"29/01/2012" decía en la parte inferior de la foto, al parecer era de hace tres años.

Dejo la foto donde estaba y me dispongo a mirar el sobre.

Lo abro, y al parecer contenía una carta, rápidamente cierro la puerta con seguro y tomo el atrevimiento de leer aquella carta.

"Mamá:

Tengo que pedirte perdón por cómo salí de casa sin decir nada, por lo que hecho en los últimos tres años, la verdad no me arrepiento de nada, sólo de no haberme puesto en contacto contigo y con Milly, haré lo posible por ir a casa este año, pero con todo el caso de James Steel y su hija, me cuesta demasiado alejarme de ellos, como te dijo Matteo aquella vez, no podemos dejar que nuestros oponentes estén cerca de la hija de Steel, o yo terminaría junto con Matteo y Sebastián en la cárcel... Y créeme que no quiero eso.

Como te decía, cuando puedo te prometo que iré a visitarlas, sólo espero que no me estés odiando por hacer lo que hago.

Te amo, mamá.

Con cariño, tu hijo, Christian.

15/04/2015"

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Raptada #R1Y2 [EDITANDO]Where stories live. Discover now