Tutorial pa' conquistar(te)

O5 + ig 𐙚

—¿Qué estai haciendo por aquí? ¿tú no te habías ido a vivir al norte?

—Sí, pero a mi papá le salió una peguita pa' estos lados así que nos devolvimos nomá'.

Conversé un ratito chiquitito con él y luego me acordé de que yo estaba con los chiquillos, así que miré rápido a ver si los veía por alguna parte del comedor.

Afortunadamente, pude ver a la Isa y al Luis que estaban parados al lado de una mesa mientras miraban a todas partes.

—¡Flores! ¡Floores!—el Luis pegó el tremendo grito que resonó en todo el lugar.

—¡Flores!—se unió al griterío la Isabella, no duró mucho ya que posó su mirada en mí y me hizo una seña para que me acercara.

Me acerqué, saludé a mi grupito y me senté al lado de la Cata. Iba a sacar una de las hamburguesas que compró la Dani cuando sentí que alguien golpeó la mesa e hizo que retumbara.

—¡Cabra culiá! ¿En dónde cresta andabai? Nosotros gritandote y vo' ni en cuenta.—el Luis me miró con el ceño fruncido.

—¿Me hablaban a mí?—me apunté con el dedo pulgar.

—¿Tu apellido es flores o no?—habló con sarcasmo la Isabella.

—Ah, yo pensé que estaban vendiendo flores...—sonreí con incomodidad.

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Apenas tocaron el timbre para salir de clases, me despedí de los chiquillos y me fui corriendo con mi mochila al baño. Saqué el vestido chanel que me había comprado el otro día y lo miré con adoración.

Lo compré porque era bonito y ahora voy a usarlo pa' salir con el mino que me gusta.

Me acomodé la ropa y me puse unos zapatos de tacón, a ver si así podía hacerme un poquito más alta. Abrí la puerta del baño en dónde estaba y me acerqué al lavamanos para arreglarme el pelo y retocar mi maquillaje viéndome en el espejo.

—Yap.—pensé en voz alta y suspiré para relajarme, todavía no podía creer que iba a salir un ratito con el Mateo.

Me puse mi mochila otra vez y salí caminando rápido del baño, no quería hacerlo esperar mucho porque daría una mala impresión.

Al llegar a la salida del liceo pude ver la silueta alta del Mateo, que estaba esperándome con un ramo de tulipanes.

—Holaa, ¿me demoré mucho?—traté de disimular mis nervios, por alguna razón se veía más lindo de lo normal.

—No te preocupí,—me dió un besito en la mejilla.—no te demoraste nada.

El Mateo me inspeccionó de arriba a abajo y al verme nuevamente a los ojos esbozó una sonrisa.

—Te veí muy bonita hoy, y justo a mí me gusta darle regalos a las niñas que se llaman Camila y son preciosas.—extendió sus manos con el ramo de tulipanes y yo los tomé con cuidado.

—Gracias Teo, están bellísimas.—sonreí a boca cerrada.

—¿Por qué creí que te las regalé? Cómo dicen hoy en día, una flor para otra flor.

Solté una risita y él me mostró su brazo para tomarlo e irnos caminando juntitos.

—¿Dónde vamos a ir?—pregunté con inocencia.