Dulces Sueños, Frank...

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Basado en una historia real.


Esta historia es contada por la persona incorrecta.

Aclare mi garganta y procedí a contar mi historia. Frotaba su mano en mi hombro indicando que estaba bien, yo solo sonreí leve e inicie.

Esto ocurría en los años de mi juventud. Conocí a un chico con ojos tan cálidos como la primavera, era todo belleza de verdad. Sonreía de una manera en que te podía hacer sentir vivo.

El sol hacia brillar sus ojos que estaban humedecidos , empañados en tristeza. El solo era un extraño sentado en el pasto con la espalda recostada de un enorme árbol llorando como si quisiera crear un lago allí mismo.

La granja de mi abuela estaba cerca de un grupo de cabañas que alquilaban para los turistas extranjeros, yo solía salir en las tardes, huir de todo el alboroto para llegar hasta la cerca que dividía el terreno nuestro con las cabañas. Ese chico siempre estaba allí, a la misma hora, una misma rutina.

Al llegar se sentaba mirando la gran y verde inmensidad de aquel árbol, pasaba horas observando las hojas como si algo en ellas le hipnotizaba, no surgía expresión alguna de su rostro, el viento no le inmutaba en lo mas mínimo sin importar cuantas veces su cabello acariciara de forma salvaje su rostro. Luego de una hora o mas, sinceramente yo también perdía la noción del tiempo observando a ese hermoso chico. Él procedía a girarse y recostarse, unos instantes mas tarde metía sus manos en el bolsillo grande del sweater negro sacando de allí una pequeña libreta la cual en su espiral tenía un bolígrafo, con delicadeza lo tomaba con su mano izquierda y comenzaba a escribir, era allí cuando las lágrimas brotaban de sus ojos al ritmo agitado de las palabras sobre el papel. Juraría que un día iba a ahogarse o quizás el ya se había ahogado dentro de si mismo. Nunca fui capaz de acercarme e interrumpir ese ritual de desahogo tan poco común.

Así transcurrieron los primeros días de la primavera, el campo estaba floreciendo sin embargo yo no me daba cuenta que así como la primavera mis sentimientos por un desconocido también florecían en mi interior. Comencé a pensar la manera mas sutil de acercarme a el, probablemente iba a asustarse de un extraño cómo yo. No podía esperar a que el campamento de turistas se marchara.

Al quinto día yo ya lo tenía decidido, iba a acercarme y hablar con él. Llegué más temprano de lo acostumbrado, admito que estaba nervioso y que escapar de mi familia no fue sencillo.

Allí estaba yo 30minutos antes de lo acostumbrado con las manos frías de nervios sosteniendo firmemente la cerca con ambas manos. Justo como si fuera una cita, sucedió. Él hizo su aparición.

Una sonrisa iluminó mi rostro pero no duró lo suficiente. Caminaba cabizbajo con su negro cabello cubriendo su hermoso rostro, llevaba una camiseta marrón que decía "I'm a monster" de forma repetitiva, la cual dejaba al descubierto sus brazos estos que estaban llenos de hematomas. Yo estaba sorprendido y lleno de preguntas, pude notar que esta vez el llevaba la libreta en su mano. Le observe detenidamente los moretones, su brazo izquierdo se veía bastante maltratado, tenía un tic nervioso que hizo que un breve espasmo dejara caer su libreta. Tenía dificultad para agacharse pero con toda paciencia tomo su libreta con la otra mano. Justo cuando pensé que iba a seguir la rutina el simplemente se recostó de aquel frondoso árbol, sus lágrimas fluían como un río con cierta calma como si lo inevitable hubiera llegado como si esas palabras que plasmaba en esa pieza de papel fueran definitivas, no podía descifrar si estaban escritas con calma o resignación.

¿Cuál era el momento adecuado para acercarme?

Salte la cerca pero aun así no avance hacia el, si este día no era rutinario entonces yo no sabia que era lo que iba a suceder lo mas prudente era observar en silencio un poco mas. En mi pecho había una rara sensación. Era como un temor indescriptible como si supiera lo que iba a suceder pero a la vez mi subconsciente me lo negaba a gritos.

Dulces Sueños, Frank. - Frerard - OS -Where stories live. Discover now