Capítulo 4

5K 68 16
                                    

—No —intente negar la verdad obvia, pero no pude impedir que mi aliento se me atascara cuando mis dedos rozaron mi clítoris otra vez.

— ¿Estas cerca, nena? —. Su voz se hizo más profunda. —Si yo estuviera allí, te haría gritar por eso. Te daría tan profundamente y con tanta fuerza que no serías capaz de pararlo. Llegarías para mí, _____. Córrete para mí ahora, nena. Déjame oírte.-- Su voz era tan profunda, tan sensual y excitada que hizo que mi matriz se contrajera casi dolorosamente. Mi cuerpo inclinado se dobló, mi respiración cercana al sollozo. Él me trajo todos mis deseos más oscuros, mis fantasías más profundas a la vanguardia de mi mente. Eso me aterrorizaba.

—Justin—susurre su nombre, queriendo negarlo, pero mis dedos no escuchaban mientras acariciaban mi clítoris, se hundían en mi feminidad, luego se movían hacia atrás para repetir la acción.
Estaba tan caliente que apenas podía soportarlo. Tan caliente que estaba a punto de gritar mi alivio.

—Me estoy desesperando ______, escuchándote yaciendo, imaginándote tocar tu jugosa feminidad, deseando estar contigo—. Sus palabras hicieron que jadeara más de lo que estaba, que mi matriz se contrajera dolorosamente, que mis caderas se levantaran hacia mis dedos hundidos.

—No —sacudí su cabeza- No podía hacer esto.-exclamé mientras podía soportar otro suspiro más

—Maldición, _______, quiero tenerte en mi cama —gruñó él, con su voz dura. —Quiero estar enterrado tan profundamente y con tanta fuerza dentro de ti que nunca lo olvidarás o me negarás otra vez. Córrete para mí, maldición. Al menos déjame oír lo que no puedo tener. Gime _____, dame eso-Ordenó.-

Mi orgasmo corrió a través mio. Me estremecí, gimotee, mi cuerpo rígido al punto de dolor antes de que sintiera mi feminidad explotar.

—Ah Dios, Justin!—grite su nombre, luego de mi dura exclamación de placer, sabía que él estaba escuchando, supo que mi clímax había llegado

—_______—gimió él. —Maldición, cuando consiga agarrarte te haré mía hasta que no puedas andar. — temblé ante la promesa erótica de su voz, la sensualidad oscura que me aterrorizaba, me hizo querer darle todo lo que él quisiera.

—No —susurre, luchando por conservar el aliento, luchando por conservar la cordura. —Te pedí que te mantuvieras alejado.

Y en eso Había silencio sobre la línea.

— ¿Mantenerme alejado? —me preguntó él con cuidado. —No lo creo, nena. He estado lejos demasiado tiempo. Eres mía _____, y voy a demostrártelo. Toda mía. Mía de cada manera posible, y antes me condenaré que dejarte que sigas negándolo.

Al escuchar esas palabras que venían de su excitada y ronca voz me dispuse al colgar el teléfono y me dirigi a irme de una buena vez a la casa de mi padre.

Mi madre me esperaba cuando baje las escaleras con la maleta en la mano. Lucia [mi madre] era una mujer muy guapa y delgada, con cabello castaño y ojos color avellana.

—Así que te vas —me eclamó al ver mi maleta, que deposite junto a la puerta principal—Pensaba que tendrías más orgullo, ______.

Apreté mis labios luchando por evitar una respuesta sarcástica.—Esto no tiene nada que ver con el orgullo, mamá —dije suavemente.—Él todavía es mi padre.

—El mismo padre que destruyó a tu familia. Que se aseguró que perdieses la casa en la que te habías criado. El mismo padre que se casó con la puta que significaba más para él que tú... —

Mi pecho se tensó de dolor y furia. Ya no era una niña, y podía ver con claridad por qué mi padre no había sido capaz de continuar al lado de mi madre. Sólo tenía en cuenta un punto de vista, y ese era el mío.

—Se preocupó por nosotras, mamá —le indiqué. —Incluso después del divorcio.

—Como si tuviese otra opción —. Ella cruzó sus brazos sobre su pecho mientras su mirada llena de cólera se fijaba en mí.

—Sí, mamá, tuvo otra opción cuando yo cumplí los dieciocho, Pero creo que todavía te envía dinero y te proporciona lo que puedas necesitar, tal como hace conmigo. No tiene por qué hacerlo. –exclamé en defensa de mi padre

—El dinero de la conciencia —escupió mi madre, con su bonito rostro retorcido de furia y amarga cólera. —Sabes que hizo mal, ______, Nos echó...

—No, tú elegiste marcharte, si recuerdo bien —

La discusión nunca acababa. Nunca tenía fin. Me sentía como si continuamente pagase por las elecciones de mi padre porque mi madre no tenía modo de hacerle pagar a él.

—Es un depravado. Como si tú necesitases pasar una semana en su casa — Mi madre se sacudía de furia, con el desprecio impreso en cada palabra que salía de su boca. — Esas fiestas que da son excusas para las orgías, y esa esposa suya...

—No quiero oírlo, mamá.

—Crees que tu padre y su nueva familia son tan respetables y amables, crees que no sé como mirabas al hermano de ella. Que no sabía lo de las flores que te envió el año pasado. Son monstruos, ________ — me apuntó con un dedo delgado y acusador. —Depravados y sin conciencia. Te convertirán en una zorra.

Habia sentido mi rostro en llamas. Había luchado durante años para ocultar mi atracción por Justin. Había escuchado todos los rumores sobre sus proezas sexuales de las que tan frecuentemente se chismorreaba.

—Nadie puede convertirme en una zorra, mamá —dije entre dientes. —Tal como no hay forma de que tú puedas cambiar el hecho de que tengo un padre. No puedo ignorarle o pretender que no existe, y tampoco quiero hacerlo.

Me enfrenté a mi madre, sintiendo el mismo horrible miedo que siempre me llenaba ante el pensamiento de enfurecerla o de desagradarla de alguna forma. Pero me enfrenté a mi miedo y sentí| su propia furia creciendo dentro de ella. Durante muchos años había intentado compensarla por el divorcio que mi padre, de alguna manera, había forzado. Sabía que mi padre se había echado la culpa por ello. Tal como mi madre había jurado una completa inocencia. Y comenzaba a preguntarme si alguno de ellos me diría alguna vez la verdad.

—Terminarás como él —me acusó con sus ojos estrechándose de odio.

—Volveré a casa dentro de una semana, mamá —dije, recogiendo mi equipaje.
Aunque en el fondo de mi mente sabía que no volvería. Había evitado el sentimiento de culpa y el miedo de fallar en algo a los ojos de mi madre. Aunque sólo ahora me daba cuenta de que nunca conseguiría su aprobación. Luchaba una batalla perdida. Una batalla que ya no deseaba ganar, para empezar.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 12, 2015 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Tú, Mi Tentación [MEGA HOT][JUSTIN Y TÚ]Where stories live. Discover now