Prólogo

52 5 1
                                    

Prólogo

Tal vez porque el destino así lo quiso,

o porque ellos lo causaron,

pero en fin,

se encontraron.

Claire es una chica buena, educada, dulce y amigable cuando quiere, pero no siempre es así. A veces tiene problemas, como toda chica normal. Pero ella no puede tomarlos a la ligera, no. Eso no está bien, dejar las cosas a medias. Entonces, cuando cosas así se le presentan, ella se empeña mucho en ello para que deje de ser un problema, para que no la estorbe. Sin embargo, si su objetivo no se cumple, suele tener ataques de histeria e ira, estos le causan altibajos de salud, y obviamente afectan su vida.

Eduardo, o Eddie, es un chico cuyo talento para tocar el piano lo hace sumamente especial. Él toca este instrumento desde pequeño, lo hace porque su madre era profesora de tal. Eddie es educado, serio y, aunque casi no se note, aniñado.

Un día normal, algo frío y nublado, Eddie caminaba hacia su escuela, su mochila mal colgada en su hombro derecho lo molestaba a cada paso, pero no podía hacer nada: cuando salía de su casa, al colgarse el bolso, tiró muy fuerte de la tela izquierda que sostenía su mochila, rompiéndose así. Además, no había logrado encontrar su bufanda, ganándose de antemano un resfriado que llevaría días y sopas calientes para quitar. Su uniforme estaba mal planchado, se veía desde lejos; la corbata azul estaba mal anudada y sus anteojos andaban locos ese día, resbalándose o empañándose. Su día no podía ser peor.

Mientras, Claire salía de su casa, satisfecha de que por lo menos un día, su ropa no estuviera arrugada, sus medias protectoras contra el frío, nuevas, no se rasgaran, la corbata estaba medianamente bien anudada y sus anteojos habían encontrado su camita, su estuche. Además, luego de dos meses de arduo trabajo atendiendo clientes en una heladería, pudo comprarse ese bolso escolar que tanto le gustaba. Y el refriado que había pescado hace varias semanas lo había logrado quitar. ¡Claire no podía estar más feliz!

Eddie se dirigía al Colegio Benvado, al norte.

Claire se dirigía al Colegio Teris, al sur.

Y los dos estaban tan metidos en su mundo, los cuales ese día eran muy diferentes, que se chocaron.

Claire se sobaba la cabeza, sabía que algo malo tenía que pasar.

Eddie refunfuñaba por sus adentros, tratando de buscar sus cosas y no llegar tarde al colegio.

―Dios mío, qué frente más fuerte que tienes ―murmuró Claire en un momento, tratando de encontrar su nuevo bolso, el cual ya debía estar sucio, porque nada le duraba.

―¿Cómo va a ser mi frente si soy más alto que tú? ―se preguntó Eddie en un susurro, recogiendo su mochila rota que ahora estaba llena de lodo.

Claire vio su mochila en la casita del perro de un dominio. Y el perro, el cual era un bulldog, se acercaba a su bolso, olisqueando desde lejos. Cuando le tuvo confianza, comenzó a morder a esta.

―¡No! ―gritó Claire acercándose al perro.

―¡Oye, no hagas eso! ―la persiguió Eddie, deteniéndola por su cadera a tiempo―. Es un perro que puede morderte, no vayas.

―Pero, ¿y mis cosas? ―preguntó la chica desesperada.

Eddie miró extrañado la reacción de aquella chica que se cruzó en su camino. Primero caminó en círculos, sosteniendo sus cabellos rubios y celestes en sus manos, enredándolos; después se sentó en el suelo, mantuvo sus piernas pegadas a su abdomen con sus brazos y miraba al cielo; luego de unos minutos así, bajó la cabeza.

Y Claire comenzó a sollozar, intranquila.

Eddie & ClaireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora