12° Fue una tortura... perderte.

Start from the beginning
                                    

—Ey, ey, ey. Cuidado ahí que yo la vi primero, usted recupérese de su corazón roto antes de enamorarse nuevamente —Liz tenía toda la razón... y recordarlo me traía de nuevo a mi foso oscuro de depresión.

No querías sentirte viva, mírate, no necesitaste ninguna pelea ni sobre dosis de nada. Claro, lo único que hacía falta era un corazón roto. Buen punto.

* * *

Después de una maratón mágica y animada de doce horas llegó la hora de hacer la previa para la verdadera acción, la primera parte del plan era distraerme: completamente logrado gracias a J.K. Rowling y luego a Dreamwords. La segunda parte consistía en hacerme tomar hasta ponerme lo suficientemente feliz. En proceso.

—Bien, llegó la hora de jugar al nunca-nunca con el favorito de la casa: Tequilita —Aw, estas chicas son tan lindas, saben que amo el tequila, pero antes muerta si no es con limón y sal... no es como si no hubiese tomado puro pero no era tan divertido.

Pusimos los tres vasitos ordenados en la mesa de centro circular —Ani no tomaba, por todo ese rollo de la conductora designada, además ella es deportista y todo eso— junto al cuenco de sal y el platito con gajos de limón.

—Que empiece la chica que está celebrando su primer corazón roto —bravo Cisa, tirando al agua a tu pobre y deprimida amiga... en realidad gracias, las voy a emborrachar hasta la medula, siempre me siento mejor una vez que he emborrachado a mis amigas, por lo que sabrán un trabajo no muy difícil.

—Yo nunca-nunca... he besado un chico —todas tomamos, obvio.

—Eso es trampa, pero ya vas a ver cómo nos vengamos —me amenazó Liz.

—Uy, qué miedo, estás hablando con la chica más ruda de la costa Oeste, nunca-nunca me emborracho tomando un solo destilado.

Mis dos amigas se sirvieron nuevamente y tomaron, ellas si se habían emborrachado con un solo destilado ¿Así que iban a jugar rudo? Tomaron, aunque mi turno ya había pasado.

—A mí nunca-nunca me han roto el corazón.

—Que perra, Narcisa —espeté y luego tomé mi castigo que quemó todo el camino hacia mi estómago dándome una confortable y familiar sensación de calor—. Uf, esto está buenísimo.

—Yo nunca-nunca... me he tirado a alguien cuyo nombre no sé.

Mi mandíbula cayó hasta el piso. Todos sabían que para el cumpleaños de Dori me había ido con chico guapo que conocí, del cual ni siquiera me molesté en aprender el nombre, fueron unos aburridos quince minutos con los que de seguro me van a molestar por el resto de mi vida. Eso sí que era trampa. Solo tome yo.

—Nunca-nunca he hecho sexo oral —todas las perras tomaron.

—Nunca-nunca he leído como matar a un ruiseñor.

—Esto es un complot en mí contra —tomé mi siguiente vaso mientras las chicas solo me miraban. Burras ignorantes.

—Yo nunca-nunca me he aprendido las canciones del extraño mundo de Jack.

—Es una de mis películas favoritas, es lógico que me sepa sus canciones —tomé. Sola nuevamente, esto pasaba como agua.

—Cariño, te sabes casi todas las canciones de los musicales que has visto, sobre todo los de Tim Burton.

—Me gustan las animaciones de plastilina y Johnny Depp, eso no es ningún pecado —resoplé exageradamente antes de decir mi próximo nunca-nunca—. Yo nunca-nunca canto Karaoke para pasar las penas.

Todas tomamos.

Después de vaciar la botella, la mayor parte consumida por mí, las chicas sacaron un Jack Daniels y me dieron muerte súbita con nunca-nunca, mis dos favoritos no eran una buena mezcla.

MALA CHICA BUENAWhere stories live. Discover now