Era media noche y como era costumbre no podías dormir, pues eras un demonio a lo cual eso no era una necesidad para ti, sin embargo tenias hambre ya que era la única necesidad que sentias después de convertirte en demonio.
A diferencia de los demás demonios come humanos, tu no sentías atracción hacia la sangre o carne humana, al contrario, te repugnaba el olor y sabor de ésta aún que no sabías por que, igualmente tenias que fingir ante los otros demonios para no tener problemas con muzan, quien era el jefe de los demonios. Lo cual a veces tenias que comer carne frente a otros demonios solo para que los demás no se percatacen de tu falta de apetito hacia la carne humana. Conseguir comida no era difícil ya que los humanos tenían comida muy deliciosa y que despertaba tu apetito fácilmente, por lo cual siempre bajabas a una pequeña aldea que se encontraba cerca de tu "hogar" simplemente para matar tu apetito y poder continuar disfrutando de la hermosa noche.
Cuando finalmente bajaste (obviamente disfrazada) comenzaste a observar los variables puestos de comida que se encontraban en ese lugar, oliendo y saboreando cada cosa apesar de no haber probado nada aún, todas las cosas que se veían tan exquisitas te tentaban pero no podías comer de todo así que eso te mantenía indecisa, mientras avanzabas pensando en que gastar tu dinero el cual tuviste que robarle a un pobre anciano, te llegó un olor exquisito el cual parecía provenir de una tienda nueva la cual se encargaba de ofrecer ramen, udon, takoyaki entre otras cosas las cuales de solo imaginar te hacían babear a mares.
•Fin de mi narración•
•narras tu•
Caminé hacia la tienda donde provenía el delciosioso aroma el cual volvía loco a mi paladar, entré y comencé a ver el menú solo para darme cuenta que todo era demasiado caro apesar de que se veía tan bueno, triste ante la situación de no poder comer un tazón de ese delicioso ramen, me di la vuelta y comencé a caminar hacia la puerta para marcharme y conformarme con alguna otra cosa de aquel pueblo.
Pero, antes de que pudiese marcharme del lugar, me tropecé con un sujeto enorme y bastante fornido callendo al suelo con brusquedad. •fin de tu narración•
-Auch!.. Mira por donde caminas- Hablaste algo molesta levantandote del piso y sacudiendo tu kimono lila el cual siempre llevabas a todas partes-.
-Oh.. Lo siento tanto joven, no era mi intención chocar contigo- Habló aquel gran hombre que aterrorizaba con solo ver su tamaño-.
-Vamos déjeme ayudarla- Dijo con dulzura y tranquilidad, extendiendo su enorme mano para ayudar a levantarte-.
-Muchas gracias- Dijiste en forma de agradecimiento por el acto amable de aquella persona-.
-No hay de que- Dijo el amable hombre frunciendo el ceño y dándote una sutil sonrisa, la cual al verla te hizo sentir una calidez en el pecho-.
-Bien, si me disculpa debo irme- Hablaste amablemente y continuaste lista para marcharte definitivamente de ese lugar costoso, hasta que escuchaste nuevamente la grave voz del hombre-.
-espera, ya que te cause molestias al topezarme contigo, me gustaría disculparme con una pequeña cena.. Te parece?- Habló manteniendo su sonrisa Serena y transmitiendo tranquilidad en el lugar-.
•Tus ojos se abrieron como platos al escuchar la propuesta del hombre, era muy amable de su parte y la propuesta no era nada mal, al final tenía hambre como para dejar en quiebra al restaurante, pero aún así decidiste no aceptar por pena•
-Bueno, yo en realidad estoy bien, así que no veo la razón por el cual pedirme disculpas de esta manera- Sonreiste dulcemente haciendo una leve reverencia en forma de agradecimiento-.
-No de verdad, insisto en disculparme invitandote a cenar, de igual manera planeaba comer solo así que podrias acompañarme y charlar un rato- volvió a insistir manteniendo ese mismo tono suave y algo serio que daba paz-.
•suspiraste observando al amable hombre quien insistía con la idea de invitarte a cenar a lo cual accediste al ver su rostro algo triste, aún no entendías el por qué le gustaría cenar con un extraño pero decidiste dejar de pensar y simplemente disfrutar de la comida•
-bien, aceptó pero podrias decirme tu nombre? - preguntaste apenada-.
-claro, me llamó Gyomei Himejima, es un gusto conocerla señorita..? -dijo haciendo una breve pausa dándote a entender que el igual querias saber tu nombre-
-señorita _____, y el placer es mío- dijiste con un tono algo alegre y una leve sonrisa nada exagerada-
_gyomei te sonrió, después ordenó una mesa donde los dos pudieran cenar como era acordado_.
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