11. Las teclas del piano.

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Peter


Mis dedos se deslizaron sobre las teclas del piano con fuerza, lo que solía hacer con tanta delicadeza ahora lo hago con tal fiereza que sé que es por culpa de ella. Toqué la última tecla y eché mi cabeza hacia atrás casi en una súplica al cielo.

Por favor...

Era casi ridículo como cada melodía que inventaba parecía decir «Rebeka». Su nombre estaba deletreado en cada tecla del piano y quizá intentaba saciar algo dentro mí que no se iba a apagar hasta volver a tenerla. Y ella jamás se ha enterado de que justo como dije hace tantos años, a los veintiocho finalmente sé tocar el piano.

Porque ¿qué pensaría de mí? He de ser el único de los dos que tiene nuestros recuerdos como una cinta de película en la cabeza. He de ser el único que recuerda aquella fatídica noche en la que sin pensar la marqué por siempre en mi piel, y quizá no debería quejarme porque nadie que lo vea lo puede asociar o entender. Pero yo lo entiendo. Yo lo sé.

Aunque creo que soy masoquista, porque sé que podría seguir sufriendo por años de esta manera si eso significa tener migajas de ella.

Incluso cuando debía estar entregándome de lleno a alguien más.

Amelia podría haberse adueñado fácilmente de mi corazón y mi mente, pero ninguno de los dos contaba con que tengo un fantasma dentro de mí que no va a dejar entrar a nadie más pero tampoco se quiere ir. Amelia aun no lo ha descubierto, yo siempre lo he sabido. Quisiera decir que Rebeka tiene una parte de mí, pero me tiene por completo, y creo que es injusto de mi parte tratar de hacerme creer con alguien más que no es cierto. Pero tengo que intentarlo.

El timbre de mi minúsculo apartamento sonó y me tomé unos segundos antes de ponerme de pie y dirigirme a la puerta. Me arreglé el cabello que anteriormente había desordenado con mis manos frente al espejo del pasillo. Tomé una bocanada de aire. Y abrí la puerta.

Una rubia de nombre Amelia estaba del otro lado. Le sonreí y sentí que de hecho veía la sonrisa en lugar de a través de mí, y no me acostumbraba a eso.



n/a: este libro me hace feliz porque me encanta escribir cosas dramáticamente tristes y me está sacando de mi bloqueo escritor

y deberían saber que no todos los poemas son escritos por Rebeka, algunos los escribió Peter, veamos si se dan cuenta de cuáles 

De vuelta a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora