Como heredera de la familia Kim, Jennie necesita casarse con un alfa de noble cuna. Su padre elige a Lisa, la heredera de la provincia de Gyeongsang, para casarse con su hija omega. Se encontrarán por primera vez en el altar.
Adaptación.
Traducción...
Recuerda también el contexto social y la época en la que se desarrolla el fanfic. ¡Todo es consensuado y placentero para ambas partes!
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Jennie se movía de un lado a otro sobre la cama, incapaz de sentarse e incómodamente consciente del pegajoso calor que sentía entre los muslos. Desde la marcha de Chitthip, había alternado entre estar de pie y sentada, pero no conseguía sentirse cómoda. Su vestido, tan hermoso como era, parecía sofocarla. Jennie quería rasgarlo, pero tenía miedo de lo que pudiera pasar si lo hacía.
¿Qué pensaría Lisa si viniera aquí y me encontrara completamente desnuda? ¿Pensaría que soy una desvergonzada o.... o le gustaría?
Una flecha de excitación se clavó en el vientre de Jennie. Una parte de ella estaba aterrorizada, pero otra, que crecía rápidamente, estaba desesperada por que llegara Lisa. Aún no estaba segura de los detalles de lo que iba a ocurrir, pero casi había dejado de importarle. Sólo estar en presencia de la Alfa y absorber su aroma tenía que resultar mejor que aquella tortura.
La puerta se abrió.
Jennie se sobresaltó y se giró hacia el ruido. Su nariz le dijo quién era antes de que la persona entrara en la habitación, pero cuando Lisa entró, se olvidó de respirar. El aura de la Alfa era diferente a la de antes: ya no era un vasto océano, sino una rugiente tormenta. La excitación la inundó en oleadas y, una vez más, Jennie se sintió asustada.
Lisa cerró la puerta. Respiró audiblemente, como si estuviera esperando, y Jennie hizo lo mismo. Miró brevemente los ardientes ojos marrones de Lisa, antes de inclinarse y bajar la cabeza cortésmente. Aunque Chitthip no le hubiera dado instrucciones explícitas de obedecer, algo en Lisa la habría hecho hacerlo de todos modos. Y es que la alfa ejercía una irresistible atracción que hacía que Jennie anhelara someterse.
─ Hola.
Jennie volvió a levantar la barbilla y parpadeó sorprendida. No era lo que esperaba que Lisa dijera. "Hola" era amistoso, familiar, aunque pensó que acabarían haciéndolo, ya que se suponía que eran compañeras.
─Hola. ─ Susurró, avergonzada por cómo le temblaba la voz. Lisa no temblaba, y su tono era sorprendentemente suave.
Lisa respiró profundamente con los labios, haciéndolos hincharse.
─Entonces, tenemos que hacer esto.
Jennie tragó saliva. Sus ojos se dirigieron a la parte delantera de los pantalones de Lisa y se sintió extrañamente aliviada al ver que el bulto seguía allí, quizá incluso mayor que antes. No seas tan ansiosa, se dijo a sí misma, pero estaba perdiendo rápidamente esa batalla. Las últimas horas le habían enseñado que un celo no reprimido era cien veces peor que uno normal.
Lisa se fijó en dónde miraba.
─ Te he visto echar un vistazo antes. ─ Esta vez, la voz de la alfa era más baja, más parecida a un gruñido. Aunque antes no había parecido nerviosa, su confianza (y otras cosas) parecía aumentar rápidamente. Jennie apartó la mirada, pero Lisa dio un paso adelante, reduciendo la distancia que las separaba. El aroma de la alfa la envolvió, obligándola a prestar toda su atención a Lisa. ─ Está bien, ─ dijo Lisa, agarrando la barbilla de Jennie entre el pulgar y el índice. No era un agarre fuerte, pero sí lo bastante firme como para que Jennie supiera que no debía soltarse. No es que pudiera, aunque quisiera... ─ Puedes mirar... e incluso tocar.
