Nivel treinta y uno: Fuego lento

30 5 0
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Internet nunca deja de sorprenderme

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Internet nunca deja de sorprenderme.

No ha pasado ni un día desde lo del beso, y ya hay alguien que ha hecho una teoría bastante acertada sobre nosotros dos, basándose en cinco minutos de video.

La chica en cuestión se basa en el hecho de que yo parecía no haber visto antes al gato de Arón; que este es el primer beso que Arón y yo nos damos en cámara; y la forma en que él dijo que yo le gustaba de verdad. Eso parece ser suficiente evidencia para concluir que estuvimos en una relación falsa todo este tiempo, que de repente se volvió real. Probado con capturas y toda la cosa.

O sea, es cierto, pero no deja de sorprenderme.

Arón y yo nos quedamos en su sillón un par de horas después del stream. Hay mucho que contarnos el uno al otro, y muchas variedades de besos que probar ahora que podemos permitírnoslos. Estamos en esa charla tan cursi y vulnerable del: cuéntame que pensabas sobre mí cuando me viste, cuándo pasó esto o aquello.

Nos quedamos haciéndonos arrumacos hasta que la gata de Arón decide irse y él se arma de un cubrebocas y una aspiradora para limpiar todos los pelos que haya dejado.

—¿Cómo es que nunca la había visto a la gata?

—Es que ella tiene dos fases: o está afuera todo el día y solo viene a la hora de la comida; o se queda encerrada en el cuarto dormida. No le gusta el ruido, yo siempre juego con audífonos, excepto cuando estás tú, por eso no viene cuando estás aquí.

—Es muy callejera entonces. ¿Cómo se llama?

—Yo le digo gato. —Explica encogiéndose de hombros.

—¿Gato? ¿Es lo mejor que se te ocurrió?

—Es que técnicamente no es mi gato.

—¿Cómo que no es tu gato? ¿Tienes hasta un emote de tu canal dedicado a ella, y no es técnicamente tu gato?

—Llego solita una noche que estaba lloviendo, estaba parada afuera de la ventana. Abrí y ella entró así, como si fuera su propia casa. Le di una lata de atún, la comió y se fue. Al día siguiente volvió y volví a darle de comer. Yo le compré un platito porque no quería que se cortara con la lata. Luego pensé que a mí no me gustaría comer lo mismo todos los días, así que compré una bolsita de comida para gato.

Glitch: del amor y otros juegosWhere stories live. Discover now