Mateo

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Vicky parqueo frente a la casa de mis padres, hacía años no veía aquella fachada, aquella puerta de madera, aquel jardín...
Parecía que los años no habían pasado, el jardín seguía lleno de flores, como siempre y la calle apenas había cambiado algo.

Ambas nos encontrabamos en el coche, las 14:50, mi corazón estaba apunto de salirse de mi pecho.
Mire el jardín y por unos minutos recordé cuando plantaba los rosales con mamá o comíamos en familia los domingos. Aquellos recuerdos de los cuales estaba repleta mi infancia, una infancia feliz, llena de amor y cariño, pero aunque echase de menos aquello, jamás podría perdonarle a mis padres el daño que me hicieron al echarme de casa, por simplemente ser lesbiana....

Mis ojos ya estaban llenos de lágrimas luchando para no salir y una sonrisa de oreja a oreja se hacía presente en mi rostro.
Ambas estábamos felices, hoy empezaría nuestra nueva vida...

-Quieres que te acompañe a la puerta? -pregunto Victoria agarrando mi mano-

-no, es mejor que vaya yo sola -hable para besar los labios de mi novia y bajar del auto-

Bajé del auto con calma, al igual que me acerqué a mi antigua casa, abrí la puerta del jardín con delicadeza, la habían arreglado, ya no chirriaba, camine por aquel pasillo de cemento, viendo a mi alrededor.
Habían quitado el columpio del árbol de la entrada, por lo visto el único cambio visual de la casa por fuera.

Me pare frente a aquella puerta de madera, para tragar saliva y agarrar todo ese valor, para tocar el timbre.

Me quedé parada allí, mirando la madera de la puerta, esperando a que alguien me abriese está, para minutos después que mis deseos fueran órdenes.
Encontrándome así con mi padre...

Tuve que contener las lágrimas, me miró de arriba a bajo y sonrió de medio lado, con ese gesto que detestaba que pusiese cuando veia gente pidiendo en la calle o a un niño de bajos recursos.
Ese gesto de lástima.

-Vengo a por mí hijo -hable seria, mirándolo a los ojos-

-Lucia, Ya llegó Amalia -hablo mi padre mirando el interior de la casa-

Por lo poco que pude observar la casa por dentro seguía tal cual, como por fuera.
Ni siquiera habían cambiado aquel mueble viejo de la TV.

Pocos minutos después llego mi madre...

-Hola -hablo sería-

-Vengo a por mí hijo -repeti mirándola a los ojos, al igual -

-Mateo, estás listo? -pregunto mi madre hacia dentro de la casa-

Minutos después apareció mi hijo, vestido de azul, con una mochila de dinosaurios.

Si mirada estaba un poco ida y se notaba con miedo.
Este tenía entre sus manos un dinosaurio de peluche, el cual agarraba con fuerza.

-Hola Mateo -hable sonriéndole- vienes conmigo?

El niño se aferró a la pierna de mi mamá y allí se me rompió el corazón.
Era algo que cualquier persona esperaría, no sabe que yo soy su madre, me ha visto apenas 6 veces en su vida y encima era un niño con necesidad especiales.
Era obvio que tendría miedo al principio.
Pero claro, eso yo no lo había pensado.

-Mateo tienes que ir con ella -hablo mi padre mirando al niño- ella es tu mamá de verdad

-si, yo soy tu mamá de verdad -hable sonriente, agachándome para quedar a la misma altura que el pequeño- me llamó Amalia -hable sonriente-

-No, no quiero -hablo el niño para correr hasta el interior de la casa-

-tengo que llevármelo -hable yo mirando a mis padres-

-Pasa un rato, charlemos y vemos si así quiere ir contigo -hablo mi padre-

Yo siempre había sido muy cercana con el, simpre me consentía y me llevaba a lugares cuando mamá estaba cuidando a la abuela.

Pero eso no quitaba el hecho de que dejase que mi madre me mandará a ese lugar...

-He, mi pareja está en el auto -hable señalando a mi espalda-

-Dile que venga -hablo mi padre-

Las miradas asesinas que le estaba tirando mi madre eran algo de lo cual me reiría si estuviésemos en otras circunstancias.

-Está bien -hable dedicándole a mi padre una sonrisa-

Poco faltó para retroceder mis pasos y volver al auto, asomándome por la ventanilla del copiloto.

-amor -hable con una sonrisa- mi padre dice que entremos ha hablar un rato, para que Mateo agarre confianza

-las dos? -pregunto la chica asombrada-

-si -hable sonriente-

-bueno, esta bien -hablo mi novia con una sonrisa, para así bajar del auto-

Minutos después ya estábamos sentados todos en la sala de estar de mi antigua casa.
Al entrar confirme que nada había cambiado, ni los muebles, ni los cuadros, solo faltaba ese diploma de honor mío que antes estaba enmarcado sobre la TV, ahora se podía ver una foto de mis padres el dia de la boda.

-Quieren cafe? -pregunto mi madre un poco de mala gana-

-no gracias -hable yo- estamos bien

-y dime hija cómo te llamas? -pregunto mi padre mirando a María Victoria -

-Maria Victoria, un placer -hablo Vicky-

-O que lindo nombre -hablo mi padre amable- yo me llamó Jesús Miguel, pero me llaman Miguel

-un placer conocerlo

Estuvimos un rato hablando con papá, mientras mamá simplemente se metió en su habitación, como hacía siempre que venía alguien que no era bienvenido de su parte.

Estábamos allí, hablando de nuestro trabajo, lo que habíamos estudiado, etc...
Mateo bajo las esclavas en silencio y se hacerco a nosotros de igual manera, para sentarse a lado de Vicky y comenzar a tocar su cabello.

-Es de verdad? -pregunto con ese tono inocente he ingenuo-

-Si -hablo Vicky amable- pero está pintado

-pintado? Como los cuadros ?

-si -hablo Vicky sonriente- pero con pintura para cabello

-y esto también es pintura? -pregunto tocando los tatuajes de mi novia-

-si, pero esa pintura está dentro de la piel

-yo quiero uno -hablo el niño mirándole a los ojos-

-te haré todos los que quieras entonces -hablo la chica sonriente-

Poco faltó para que Mateo acrobillase a preguntas a Victoria,algo que parecía no molestarle y a mí me lleno el corazón.
Le pregunto por los tatuajes, por su cabello, he incluso por los anillos y cadenas que llevaba.

Para al ya llevar un par de horas allí, que Mateo quisiese irse con nosotros por voluntad propia, Victoria lo había fascinado y nosotras eramos las mujeres más felices del mundo....

赤い糸の伝説 (Young Miko) [TERMINADA]Where stories live. Discover now