la morgue ¿espera, esto es una morgue?

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Capítulo 23

Mientras enfrentaba al guardia y a Masón, mi mente retrocedió rápidamente a aquel momento tenso en el que aplasté a Daniel para salvarme. La imagen de la sangre brotando y la expresión de shock en su rostro se grabaron en mi memoria, alimentando mi determinación por sobrevivir.

Sin perder un segundo, lancé un golpe certero a la pierna del guardia, haciéndolo tambalearse y soltar un grito de dolor. Aprovechando su desequilibrio, me agaché rápidamente, lo que resultó en que el guardia cayera hacia adelante justo en el momento en que Masón se acercaba. En el caos del momento, el cuchillo del guardia se encajó en la panza de Masón, quien soltó un grito agónico mientras retrocedía, sorprendido por la traición inesperada.

A pesar de haber logrado este golpe sorpresa, el peligro aún acechaba. Masón, herido pero furioso, sacó su pistola y disparó sin dudarlo. El impacto del disparo alcanzó mi otro pie, causándome un intenso dolor. Sin embargo, la adrenalina y la necesidad de sobrevivir superaron la agonía física.

Con determinación, me impulsé hacia la ventilación más cercana y me deslicé dentro de ella, sintiendo el aire frío de metal bajo mis manos y el eco de los disparos resonando en los conductos. La oscuridad y el laberinto de tubos se convirtieron en mi refugio temporal mientras buscaba una salida y planeaba mi siguiente movimiento para enfrentar los desafíos que aún me aguardaban.

Después de escapar de la confrontación con el guardia y Masón, me encontré en un lugar del laberinto de pasillos donde esperaba estar temporalmente a salvo. La respiración agitada y el dolor punzante en mi pie herido competían por mi atención, pero no podía permitirme detenerme.

Con manos temblorosas, rasgué mi camisa en un intento por encontrar algo que detuviera la hemorragia. Con el trozo de tela en mis manos, lo enrolle cuidadosamente alrededor de la herida, ejerciendo la presión necesaria para detener el flujo de sangre. El color carmesí se filtró a través de la tela, recordándome la gravedad de la situación y la necesidad de mantener la compostura.

El aire en la ventilación era frío y húmedo, lo que dificultaba mi capacidad para concentrarme. A pesar del dolor y la urgencia, tuve que tomar un momento para recuperar el aliento y evaluar mis opciones. La sensación de vulnerabilidad era palpable, pero la determinación de sobrevivir me impulsaba a seguir adelante.

El estrecho conducto de ventilación era mi única vía de escape en medio del caos que se desataba a mi alrededor. Los disparos resonaban con fuerza, haciendo temblar el metal de la rejilla sobre la que me arrastraba. Cada impacto era un recordatorio implacable de la vida en juego, la mía y la de aquellos que me perseguían.

El sonido de mis propios latidos se mezclaba con la sinfonía de la violencia que se desataba en los pasillos del laberinto. Mis manos se aferraban con firmeza a los bordes metálicos, sintiendo el roce áspero contra mi piel mientras avanzaba con cautela. El aire era denso, impregnado de olor a metal y a humedad, una combinación que se mezclaba con el sudor frío que empapaba mi frente.

Cada vez que un disparo se acercaba demasiado, mi corazón daba un vuelco y me impulsaba a acelerar el paso, ignorando el dolor agudo en mi pie herido. Las balas parecían seguirme, como si el laberinto mismo conspirara en mi contra, obligándome a moverme más rápido, a tomar decisiones rápidas y desesperadas.

El rastro de sangre que dejaba tras de mí era un mapa tétrico de mi angustia y mi lucha por la supervivencia. Cada gota derramada era un tributo al peligro inminente, una advertencia silenciosa para aquellos que me perseguían y para mí mismo, recordándome la fragilidad de la vida en medio de la violencia.

Mis pensamientos eran un torbellino de emociones encontradas. La adrenalina corría por mis venas, mezclándose con el miedo y la determinación. ¿Cuál sería mi próximo movimiento? ¿Cómo podría escapar de este laberinto mortal? Las preguntas se agolpaban en mi mente, exigiendo respuestas que tal vez no tenía.

Adán: ¿Hijo De Dios, O Del Demonio? © Primer Libro [Terminado]Where stories live. Discover now