Capítulo 6: Amor

8 2 0
                                    

Tiempo atrás te dije que el amor es el resultado de un proceso llamado amar y que este proceso es parte de un proyecto llamado vida, me mantengo firme en mi definición ¿sabes por qué? Porque lo he experimentado en carne propia.

Me gustaría explicarte que el amor a pesar de no ser como lo pintan es algo sublime, etéreo, hermoso y lleno de maravillas, aunque también está lleno de dolor y sufrimiento como te conté antes.

De hecho, esta parte me gustaría contártela con lujo de detalle, mi hijo Lorenzo tenía siete años cuando conocí a Allegra Bianchi, mi esposa actual, sí esa mujer que cambió mi vida y mi perspectiva de cómo vivirla.

Era una tarde terrible, mi día había sido una completa porquería, odiaba al mundo como no tienes idea, nada me salía como esperaba, cada vez me cuestionaba más cómo es posible que el condicionamiento al que te someten desde niño te puede joder de formas inimaginables y como se puede uno liberar de todas esas cosas, de tantas heridas de la infancia y otras que uno mismo se hace o que otros te hacen a lo largo de tu vida, total que regresé de mi empleo, ahí todo iba relativamente bien y ya nadie me molestaba o al menos le estaba restando importancia.

Estaba llegando a casa de mis padres y Fillipa estaba jugando con Lorenzo a las escondidas en el jardín próximo a los viñedos, los ví tan entusiasmados en sus cosas que me limité a verlos, me empecé a preguntar si de verdad amaba a mi hijo, lo dejaba solo al cuidado primero de su madre y mis padres y luego al cuidado de mi hermana que se había convertido en su madre ahora.

Se me acercó mi hijo al verme y me saludó sacándome de mis catastróficos pensamientos.

—Papá, que bueno que llegaste ¿Cómo te fue en el trabajo?

—Hola hijo, bien todo va bien, si me esfuerzo un poco más podremos irnos a vivir a nuestra propia casa ¿te agrada la idea?

—¿Dejaremos a la tía Pipa? ¿A mis abuelos? No quiero papá, no quiero estar solo todo el día.

—No hijo, está bien. Mientras tus abuelos nos permitan vivir en su casa nos quedaremos.

Lo cargué y de la nada salió mi padre, estaba nervioso y sonriente, como que me quería decir algo, pero no se atrevía. Mi hijo saltó de mis brazos al suelo y corrió hacia él.

—Abuelo, papá quiere que nos vayamos de aquí a nuestra propia casa, no quiero estar solo.

—Lorenzo, deberás acatar lo que tu padre te diga, ya te lo he dicho debes ser obediente. Déjame platicar con tu padre y luego hablamos ¿vale?

—Sí abuelo, lamento ser impertinente.

—Ve a jugar con tu tía Pipa.

—Papá, gracias por decirle eso a Lorenzo a veces creo que le gusta más estar con ustedes que conmigo.

—Hijo, eso es normal. Eres papá soltero y las responsabilidades que cargas son bastante complicadas. De hecho, quiero que hablemos —pasamos a su oficina, me miró fijamente y se sentó en el sillón indicándome que me sentara a su lado— fíjate que vino Alfredo Bianchi, tiene una hija un poco más joven que tú, se llama Allegra y te ha estado observando tiempo atrás, le gustas y le ha pedido a su padre que unamos las familias.

Me quedé de una pieza, mi padre no era precisamente tradicional para los matrimonios y por alguna razón vio con buenos ojos una unión así, no sabía que pensar, por un lado, estaba mi crisis existencial respecto a ser libre y por el otro quería una madre para mi hijo.

—¿Qué les dijiste?

—Qué te iba a preguntar, esa familia es muy tradicional para los matrimonios y Allegra sabe que eres viudo y que tienes un hijo, también sabe que Antonella es la única mujer con la que te has casado, piensa que tienes buenas cualidades para emparentar con ellos ¿qué dices?

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 14 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Reminiscencia Where stories live. Discover now