CAPÍTULO 2

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Rosse Jones.


Estar sola en casa sin hacer nada no es precisamente de mis actividades favoritas, a esta edad debería estar yendo a la universidad no pagando deudas como maniática, pero el gasto sería inmenso.

Podría intentar ingresar a una pública pero sería imposible ya que no termine mis años de bachiller, desde pequeña me había tocado empezar a trabajar para mantener me a mi y Ryan.

Crecí en el Distrito Rojo el lugar más alejado de la mano de dios que existe, el lugar es muy popular debido a su actividad sexual, sus casinos y clubs.

Vivíamos con mi abuela o al menos eso era lo que la señora siempre decía ser, aunque bueno,después ya cuando era mayor descubrí que no lo era, ni siquiera era un familiar lejano, solo una señora a la cual mi hermano y yo habíamos sido ofrecidos.

La casa no era grande y tampoco lujosa, era pequeña apenas y tenía dos cuartos, un baño y una sala donde se encontraba la cocina, no estaba en la mejor zona, y aunque ella no era familia nos crío de forma excepcional.

Recuerdo a una mujer muy parlanchina y risueña, venía de Venezuela por qué la casa siempre estaba llena de música en español y dichos extraños.

Era una gran mujer.

Lastima que el cáncer se la había llevado sin piedad.

Aquello paso cuando yo tenía dieciséis  y Ryan trece, me costó muchos favores el que no me lo quitarán, hice cosas buenas y otras no tanto pero seguimos juntos.

Una vez que vives en un lugar así este te consume.

Pero bueno, eso ya es pasado y el pasado debe quedar se allí, ahora tengo vestidos años y no sé que coño haré con mi vida, a veces me decepciona no tener metas, un plan de vida, pero es que con suerte llegó a fin de año.

Aunque si tengo un sueño.

Ver a mi bro triunfar y correr de forma profesional.

Camino arrastrado los pies hacia la cocina rebuscó algo para comer y maldigo, no hay comida, se me acabó todo el dinero hace unos días en calmantes los cuales no sirven para un carajo.

El dolor a disminuido y mis piernas ya no están hinchadas, los raspones están cicatrizando bien gracias a una crema que me dio la señora Margaret, la vecina del piso de abajo.

Coloco mis manos sobre la barra americana y suspiro, el dinero es todo lo que necesito ahora.

¿Formas de conseguirlos?

Correr, pero sin mi moto no puedo, quizás podría hablar con uno de los viejos para alquilar una pero si gano la mitad del dinero que obtenga me lo quitarán.

PARCA  [ The Greeks I ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora