CAPÍTULO 84

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••Acuerdo••

Venus

Dos días después

El descenso del helicóptero levanta una capa de hojas secas y trocitos de gravilla.

Me quito los auriculares y bajo sujetando la mano de Radovan ya que los botines que calzo son altos y lo menos que quiero es pisar mal y torcerme un tobillo.

Fue un viaje largo. Tres días en Milán, fotos en todos lados a los que iba, entrevistas y... Anteriormente Judas se apareció y claramente es una información que ya el Alpha sabe gracias a mis escoltas.

De todas formas, yo se lo iba a decir.

—Bienvenida señora Alpha —Duke me recibe personalmente.

No iba a venir. Si lo hice es porque debo, el Alpha está aquí y necesito hablar con él.

—Qué calor hacer —bajo el cierre de mi chaqueta de cuero—. Gracias por el recibimiento, señor Bontate. ¿Ya están todos aquí?

—Algunos vienen de camino. Pero la celebración empezó desde hace unas horas. Gracias por asistir. Quiero felicitarla nuevamente por su boda. Estaba muy hermosa ese día.

—Gracias —acomodo la cartera en mi brazo.

Estamos en una isla de Hawái. Vaya lugar tan exótico para la celebración.

Caminamos por un amplio sendero muy lindo de camino al hotel que seguramente Duke rentó. Me explica que tengo una cabaña, la mejor de todas. Para mí y el Alpha.

La celebración se llevará a cabo a orillas de la playa. Hay muchos toldos, mesas con comida y bebidas. La música está alta y como no vengo en plan de tomar o recibir halagos como los recibe el Alpha en la mesa donde los jefes de los clanes toman y comen, me dirijo hacia él.

Desde la distancia capto a Ruffus riéndose más de lo normal y a Benedik llenando los vasos de todos.

Y como si hubiera que separar sexos, las mujeres están en otra mesa. Todos los Blackwood están aquí, menos Dwayne y Lucinda. Mejor para mí. No tengo ganas de lidiar con ellos.

En mi cabeza siguen repitiéndose las súplicas de Judas. Pobre. Por un momento me sentí muy culpable y al otro despectiva. ¿He de ayudarle?

Le extiendo mi cartera a Mara al ver a Dimitri corriendo hacia mí.

Extrañé a mi bebé. Y a mi esposo también.

—Déjame sola —le ordeno a Duke.

—Precioso —me acuclillo a besar la cabeza del perro. Huele muy rico y está feliz de verme— Me hubiera gustado llevarte conmigo.

—Justo a tiempo —la voz de Dayana me levanta. Por lo que veo, acaba de llegar y unos pasos atrás se acerca Ksel guardando algo en su cartera— Hola, Venus.

—Creí que te vería en Milán —saludo con un beso en la mejilla.

—Muy aburrido eso de los desfiles. Tuve cosas más importantes que hacer. Luciste radiante en todas las fotos y entrevistas. Me llenas de orgullo —eso último lo dice con algo de arrogancia. Wau, la odiosa disfruta de mi presencia en la familia—. ¿Qué tal sinnos tomamos unos tragos? Hoy me apetece pasarla bien.

—Claro. No pretendo andar amargada. Me duelen los pies —sincero cansada— Fueron unos días pesados.

—Ni que lo digas —Ksel me saluda con una sonrisa— Yo iré a cambiarme y me meteré a la playa hasta que ya me aburra —sigue su camino— Vayan a alistarse.

ARMAGEDÓNWhere stories live. Discover now