I.

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El aire acondicionado de la parte posterior del auto pegaba a mis piernas causando que se erizará toda mi piel, estaba asustada y no quería pensar en cómo podía salir las cosas así que trataba de no divagar mientras observaba por la venta del auto en movimiento, en la parte delantera iba Alexandra Vasilev, nunca habíamos tenido un trato muy estrecho pese a mis esfuerzos por acercarme a ella sin embargo la sentía renuente y distante, parecía odiarme al igual que su hermano sin ningún motivo y pese a eso la sentía como lo más  familiar y cálido que tenía cerca en esos momentos puesto que habíamos crecido juntas con la ausencia de padres que se la pasaban inmersos en sus eventos sociales y en trabajo.

Teníamos en común que veníamos de familias acaudaladas, con dinero de generaciones, éramos parte de la aristocracia  rusa la única diferencia era que ella tenía un hermano y unos abuelos que los amaban con todo su corazón y les dedicaba todo el tiempo y atención del mundo. De Alecxei tengo vagos recuerdos puesto que el ingreso al internado Eldrich hace 4 años a penas a sus 13 años. Por lo que recuerdo siempre fue un niño muy apático, era agresivo y sin embargo siempre en eventos públicos lograba manejar una cara muy distinta a la que tenía en realidad.

Pase la mayor parte de mi vida en una gran mansión llena de lujos sola junto a Alexandra y Alecxei, mis padres decidieron que sería bueno estudiar en casa e igual que los padres de los ya mencionados decidieron contratar una institutriz para darnos clases conjuntas, obviamente a alec le ensañaban otras cosas puesto que era un año mayor y sin embargo a mi me habían adelantado un curso pues siempre se me había dado muy fácil todo el tema de los estudios.

Alex siempre se había mostrado renuente a entablar una relación estrecha conmigo o si quiera una cordial, de pequeños metía insectos a mis zapatos, pintaba mis muñecas en incluso las enterraba o arrancaba sus cabezas. El había sido el niño prodigio, un artista que era incapaz de expresar lo que sentía pero era muy capaz de plasmarlo en lienzos.

—Señorita vasilev, señorita morosova—El chofer habló en cuanto detuvo el auto—Hemos llegado.

Lexa giró su cabeza y sus ojos se encontraron con los míos, estaba nerviosa lo podía notar, vería a su hermano después de muchos años.

Salí del auto y el chofer sacó todas las maletas con ayuda de dos mozos. El internado era un gran castillo, tenía toda esa vibra gótica, colonial e incluso algo barroco, obviamente remodelado.

—Las escoltare a la oficina de la principal, el señor Alecxei las estará esperando en la Gran capilla después—Informó el chofer.

Ni si quiera nuestros padres habían tenido la descendía de traernos y despedirse como era propio. Bueno, los míos no al menos los de lexa se habían despedido de nosotras antes y excusaron a mis padres de tener asuntos apremiantes que atender.

Caminamos en silencio compartiendo algunas miradas de nerviosismo con lexa, lo cierto es que al entrar por esas puertas no sabíamos que nos iba a deparar allí dentro, solo sabíamos que como bien habían dicho nuestros padres el internado eldrich sería la puerta al futuro, la entrada a las aristocracias de toda Europa.

Cuando llegamos a la oficina de la principal el chofer golpeó tres veces la gran puerta de madera abriéndose de inmediato dejando ver a una monja.

—Bienvenidas señoritas, pasen por favor—La principiada que estaba en su gran mesa habló alentándonos para que entrásemos.

—Tal vez estén un poco nerviosas sin embargo no tienen que preocuparse de nada más que de llevar esas excelentes calificaciones que presentan intactas—Siguió.

—A cada una se le asignará una habitación, por petición y como un favor personal a sus padres se les asignó uno por aparte a cada una—comentó y al menos eso les agradecía profundamente a mis progenitores—su horario de clases es este—Comentó tendiéndome una hoja— y el de la señorita vasilev es este—comentó haciendo lo mismo con lexa

Cruzadas peligrosasWhere stories live. Discover now