Capítulo 16

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Callie

—Me gustaría pedirte disculpas.

Miro a Allison, sin entender del todo sus palabras. Ha estado hablando mucho durante la última hora y no puedo ponerle atención y crear mi plan al mismo tiempo.

—¿Por qué?

—Ayer no debí haberte hablado de esa manera.

—Cierto —mi voz sale un tanto amarga cuando recuerdo que intenté defenderla y se puso del lado incorrecto.

—Solo quería que lo supieras. Y también quería preguntarte cuál es tu comida favorita.

—¿Para qué?

Creo que la prefiero como guía, así no necesitaba que respondiera y podía ignorarla más fácil, pero ahora tengo que darle toda mi atención.

—Para prepararte algo. Solo si quieres. No sé si viste el menú que Zack tiene en la nevera, pero si en algún momento quieres algo especial, puedes pedírmelo sin problemas.

Me muerdo la lengua un poco fuerte y casi se me saltan las lágrimas. No puedo decirle que no me interesa en lo más mínimo porque entonces sabrá que algo ronda en mi cabeza y no puedo permitir que me atrapen.

—No, gracias.

—Está bien. Este es el gimnasio local —me señala un edificio—. Dan clases de boxeo los jueves y sábados para todo el que quiera entrenar.

No respondo, me mantengo en silencio mientras ella sigue hablando de todo lo que hay, pero empiezo a estresarme porque no veo ningún autobús ni nada parecido en las calles.

La puerta se abre en ese momento y algunos chicos empiezan a salir. Algunos gritan el nombre de Allison y se siente extraño, porque en su voz parece que les agrada. No digo que sea una mala persona, pero siendo amiga de quien es... bueno, es un poco difícil de creer.

—¿Quieres que te presente? —me pregunta Allison mientras saluda a los chicos a la distancia mientras que a mí me gustaría desaparecer. No necesito que nadie me conozca en este pueblo perdido de la mano de Dios.

—Por supuesto que no. Sigamos caminando.

Acelero el paso y ella hace lo mismo. No me atrevo a mirar atrás hasta que siento que estamos lo suficientemente lejos.

—¿Tienes que ir caminando a todos los sitios aquí?

—A todo lo que está cerca sí.

Me detengo de golpe y la miro.

—He tenido que rellenar dos veces mi botella de agua, me parece que todo está bastante lejos.

—Es porque hace sol y hemos ido a varios lugares. Si es solo para uno, no se siente demasiado lejos.

—¿O sea que tienes que ir a otro pueblo para que se considere que estás lejos?

—Más o menos, sí. Pero no sale mucha gente de aquí, solo hay tres autobuses al día.

Casi me paro de golpe al recibir esa información.

—¿Eso quiere decir que esta es una especie de cárcel gigante? —hablo para intentar distraerla.

—En lo más mínimo.

—¿Y los chicos deben ir caminando al instituto?

Ella se ríe y después de eso nos quedamos en silencio. Me estrujo la cabeza e intento encontrar una manera de preguntarle los horarios en los que salen los autobuses, pero no sé cómo hacerlo sin que parezca sospechoso.

¿Y si papá no es tan malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora