Capítulo 7.

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El camino a Madrid se estaba haciendo un poco largo, las despedidas son difíciles y más cuando no sabes cuando vas a volver.
Volvía para Madrid para algo increíble que jamás pensé que podría hacer.

Desde hace unas cuantas semanas, Miriam había decidido subir algún que otro vídeo cantando

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Desde hace unas cuantas semanas, Miriam había decidido subir algún que otro vídeo cantando. No era una persona que hacía las cosas por hacer, todo estaba pensando y repensando. No sabe cuanto tiempo se llevó el primer vídeo en los borradores de twitter pero si sabe que cuando lo subió le faltó nada y menos para tirar el móvil por la ventana y esconderse en una cueva y no salir nunca.

Desde ese día y viendo el cariño que recibió aquél vídeo, se tranquilizó y se exigió un poco menos a la hora de compartir aquellos videos cantando.

Volviendo al motivo de su vuelta a Madrid, tras recibir aquel mensaje de Tatiana y llevar un rato hablando quedaron en verse en Madrid para profesionalizar aquella conversación.

Estaba muy nerviosa, no tenía muchas esperanzas en nada pero le ilusionó saber que alguien tan importante como Tatiana quería hablar con ella y con suerte, llegar a algo.

No solo estaba nerviosa por aquello, también estaba el factor de que volvería a ver a Mimi.

No sabía de donde había sacado las fuerzas para escribirle y decirle que volvía, supongo que le nació porque en el fondo estaba deseándolo.
No habían parado de hablar durante ese año pero lo que era verse, más allá de cuatro fotos y dos videollamadas no se habían visto mucho.

Como le comentó a Miriam, Mimi había quedado con Mónica, estaban en el local bailando, era su momento de paz, de desconectar de todo y que mejor que con su mejor amiga.

Terminó la canción y con ellos ambas amigas se tiraron al suelo, cansadas y con la respiración agitada. Era muy feliz bailando, solo necesitaba eso para que su día mejorara al 100%.

- ¿Qué haces hoy? — preguntó Mónica incorporándose en sus codos mirando a Mimi que seguía tirada mirando al techo.

- He quedado con Miriam — decía soltando un suspiro.
- ¿Está en Madrid? — preguntó recibiendo un movimiento de cabeza asintiendo por parte de la granadina. — ¿y esa cara? ¿no deberías estar contenta?
- Lo estoy, aunque no lo parezca lo estoy, pero no se, es raro, ¿cómo debo tratarla después de un año? — decía mientras se incorporaba y se sentaba cruzando las piernas y frotándose la cara algo agobiada.
- Pues no se Mimi, supongo que eso saldrá solo cuando os veáis, ¿no? - decía la morena apoyando su mano en la rodilla de Mimi.

"Si, supongo que si" pensó Mimi.

Tras haber recogido todo, ambas amigas se despidieron.
Era temprano, no habían quedado hasta las seis y eran apenas las tres y media de la tarde.

La rubia llegó a su casa, dejo sus cosas en la entrada y pidió algo de comer. Tras ello, se metió en la ducha. Salió de ella como nueva, las duchas después de bailar siempre le venían bien para recargar energías, se dirigió a su habitación para vestirse.
Se quedó delante del armario mirando cada rincón de ésta con la toalla todavía envolviendo su cuerpo, ¿qué debía ponerse? No quería estar muy arreglada pero tampoco muy informal.
Sacaba prendas y las tiraba en la cama descartando toda y cada una de ellas.

SnowWhere stories live. Discover now