Capítulo I "Reconocimiento"

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Calles de la ciudad.

Fuutaro entra en la ciudad que solía llamar hogar, pero la vista que le recibe no es la que esperaba. Las calles están llenas de actividad, pero no es la actividad que se asocia con una comunidad vibrante y segura. En su lugar, la ciudad está infestada de pandillas, tráfico de drogas y personas armadas, creando un ambiente tenso y peligroso.

Fuutaro camina por las calles, observando con una mirada fría y seria mientras la realidad de la situación se hunde en él. Pandillas se reúnen en las esquinas, intercambiando miradas amenazantes mientras traficantes de drogas se mueven furtivamente entre la multitud. El sonido de las sirenas de la policía rompe el aire, pero parece ser poco más que un eco distante en medio del caos.

Fuutaro aprieta los puños, su rostro endurecido por la ira y la determinación. La ciudad que una vez llamó hogar ahora es un lugar completamente diferente, un lugar donde la ley y el orden parecen haber sido olvidados.

Fuutaro: (para sí mismo, con voz rígida) Esto no puede seguir así.

Con paso firme, Fuutaro continúa avanzando por las calles, su determinación de restaurar el orden y la seguridad en su ciudad natal más fuerte que nunca. Aunque el desafío que enfrenta es monumental, está decidido a hacer todo lo posible para devolver la paz a las calles que alguna vez llamó suyas.

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Fuutaro camina con paso firme, su expresión seria mientras observa el caos que reina en las calles. De repente, un auto se detiene frente a él, y la ventana se baja para revelar a su compañera de trabajo, Runa Nakiri. Runa es una mujer alta de piel blanca, cabello castaño y ojos color miel, con una mirada penetrante que no deja lugar a dudas sobre su determinación y capacidad.

Runa: (con voz firme) ¿Qué estás haciendo aquí, Capitán Fuutaro? ¿Por qué estás caminando por las calles en lugar de avisarme que llegarías?

Fuutaro se acerca al auto y abre la puerta del pasajero, subiendo con expresión tranquila pero firme.

Fuutaro: Solo quería ver cómo era la ciudad ahora. No necesitaba molestarte por eso.

Runa asiente, aunque su mirada sigue siendo penetrante mientras conduce por las calles.

Runa: Entiendo. Entonces, ¿cuál es tu opinión sincera sobre lo que has visto?

Fuutaro mira por la ventana, su rostro reflejando seriedad mientras reflexiona sobre la pregunta.

Fuutaro: Es un desastre. La ciudad está plagada de pandillas, tráfico de drogas y delincuencia. Parece que la situación ha empeorado desde que... me fui.

Runa asiente, tomando nota de las palabras de Fuutaro mientras continúa conduciendo por las calles.

Runa: Estoy de acuerdo. Es por eso que necesitamos tu ayuda aquí, Fuutaro. Tu experiencia y determinación son exactamente lo que esta ciudad necesita para volver a encarrilarse. Juntos, podemos hacer una diferencia.

Fuutaro asiente, su expresión seria pero determinada.

Fuutaro: Estoy listo para hacer lo que sea necesario para restaurar el orden en esta ciudad, Runa.

Con eso, el auto continúa su camino por las calles, con Fuutaro y Runa comprometidos a enfrentar los desafíos que les esperan, con la esperanza de traer un cambio positivo a la ciudad que una vez llamaron hogar.

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Interior del auto.

Justicia, quintillizas y pasadoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora