dos | de la playa al hotel

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Wendolyn seguía en silencio

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Wendolyn seguía en silencio.

Se sentía una estupida, desde que conocía a los chicos siempre los había seguido a la mayoría de sus ideas más insensatas, quedarse horas esperando a Tashi y luego acompañarlos a la playa para escuchar como le subían más el ego al pedirle el número de teléfono era la segunda cosa que la había destruido por completo.

—Debemos estar locos si de verdad creemos que irá a la habitación—Se burló en automático Art cuando la silueta de la hermosa, alta y delgada castaña desapareció por fin.

—Hermano, lo hará... te lo aseguro, ¿No es cierto, Wendy? Tu eres una chica...—La rubia levantó una ceja, gracias por notarlo, quizo decir con sarcasmo.

—Cuidado—advirtió el otro rubio acomodándose en su silla de playa para tener un mejor panorama de sus mejores amigos, ahora solo esperaba que el insensible no lastimara a Wendy, era muy probable que ella la tuviese suficiente con haberla ignorado ante la presencia de Tashi Duncan.

Le seguía sorprendiendo como alguien como ella continuaba siendo su amiga, a este punto ninguna mujer del campus o el club querían acercarse a ellos si no era para salir o acostarse.

¿Eran demasiado mujeriegos?

Probablemente.

—No, no—Se adelantó a decir Patrick levantando sus dos manos para parecer más inocente—Quiero decir, como chica... ¿Tú vendrías a nuestra habitación a plena madrugada a tomar cerveza?

Art apretó su mandíbula para centrar su mirada en la chica de lentes, ¿era extraño si quería una respuesta sincera y no amigable?

Wendolyn ladeo su cabeza, ya lo había hecho otras veces, generalmente siempre iba a la habitación de Art a dormir pero, la única diferencia era que sabía que el pelinegro lo preguntaba con otra intención, él no quería saber si iría a hablar con ellos, quería saber si una chica como Tashi iría a acostarse con ellos.

—Tiene curiosidad, es probable que lo haga—Susurró la rubia para levantarse de la arena donde estaba sentada y comenzar a limpiarse delicadamente los lisos pliegues del vestido corto y blanco que cargaba.

Patrick soltó una carcajada para voltear divertido hacia un confundido Art que dejó de mirar a su mejor amiga cuando el pelinegro lo palmeo en el hombro como si estuviesen apunto de ganar el Grand Slam.

—Viste ¿no te lo dije?—Cuestionó el pelinegro levantándose de la silla—Amigos, deberíamos irnos ya... la noche no es joven... Wendy debe dormir y nosotros esperar a nuestra reina

—Eres un idiota—Se burló Art, una vez más estaban teniendo ese tipo de conversación frente a ella pero lo sentían tan normal, para ellos era otro chico más.

Para ella... seguía siendo incómodo y doloroso, deseaba llegar y llorar al saber que su madre tenía razón como siempre, el 'patito feo' nunca iba a quedarse con Art o cualquier chico, si ya tenía suficiente con que sus padres le restregaran en la cara el hecho que no había tenido nunca novio... que el dúo dinámico le preguntara si otra chica se iría a acostar con ellos le parecía casi denigrante, sin embargo; ella siempre seguía allí.

Siempre seguiría allí.

Wendolyn no había podido dormir desde que llegaron al hotel, en su cabeza solo se repasaba un y otra ves la probabilidad que sus mejores amigos dejaran de serlo y la excluyeran si Tashi les daba la atención que ellos necesitaban de ella

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Wendolyn no había podido dormir desde que llegaron al hotel, en su cabeza solo se repasaba un y otra ves la probabilidad que sus mejores amigos dejaran de serlo y la excluyeran si Tashi les daba la atención que ellos necesitaban de ella.

Había decidido dar una larga caminata por las desérticas e iluminadas calles al rededor del hotel hace unas horas o minutos, no lo recuerda, sabía que podía seguir haciéndolo hasta que amaneciera porque su cabeza y pensamientos serían más fuertes que el probable dolor de pies que tendría en un par de horas.

No sabe como o cuando pero de regreso al hotel, manifestó y deseó una y otro vez no encontrarse con Tashi, prefería esconder mañana su estado de ánimo en la final de los chicos a llorar probablemente toda la noche.

No obstante, el universo se encargó de recordarle como ella no era su favorita y otra vez sintió la cachetada invisible cuando al llegar al mismo pasillo de la 206 vio a una animada y sonriente castaña apunto de tomar el ascensor por donde ella había salido.

—Oh, hola—Saludó por educación la morena analizando la postura insegura de la pálida chica, verla ahora le parecía más gracioso que antes, seguía sin creer lo que el dúo de chicos le había confesado sobre el patito feo de la dinastía Merhon.

Si antes la veía como una don nadie ¿como esperaba verla ahora cuando estaba apunto de quitarle a las únicas dos personas que la soportaban?

El poder que comenzaba a tener en ambos chicos le parecía fascinante y magnética, Tashi Duncan estaba acostumbrada a que la veneraran pero cómo Art y Patrick lo hacían, eso le fascinaba.

—¿También irás a su habitación? Creo que han de estar cansados ya—Dijo con falsa preocupación intentando no reír al notar el semblante de la chica, no podía ser tan mala pero sabía que no lo era, esas palabras se sentían tan orgánicas para ella—Oh, lo olvide... no harían lo mismo contigo, disculpa... pensé que...

Wendolyn negó para restarle importancia, ¿Era demasiado malo si deseaba que Duncan se quedara encerrada en el elevador de por vida?

—¿Por qué sigues siendo su amiga?

—Buenas noches, Tashi—Susurró la rubia de lentes intentando alejarse de allí, solo estaba a unos pasados de su propia habitación para hundirse en su almohada a llorar como una total perdedora.

—Buenas noches—Sonrió para entrar al elevador pero de pronto llamó de nuevo el nombre de la tímida e insegura Merhon para decirle—Abraza al señor Noodles de mi parte —y eso fue lo último que escuchó antes que las puertas metálicas del elevador se cerraran.

Eso fue lo último que Wendolyn necesito para que su corazón se rompiese.

En ese mismo pasillo y a unas cuantas puertas de diferencia, la rubia volteo a la habitación 206 con dolor  ¿Acaso era posible que le hayan dicho eso ha ella? ¿La humillaron de esa manera?

Jamás se había sentido tan frágil, estupida y dolida como en ese momento porque a pesar de todo, su cerebro solo le repetía una y otra vez que era su culpa.

No de ellos.

Suya.

Wendolyn estaba apunto de cambiar todo eso.

𝐒𝐍𝐎𝐖 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐄𝐀𝐂𝐇 - challengersWhere stories live. Discover now