Después de presenciar la negligencia flagrante de los héroes y lo podrido que está el mundo, Saitama se sumerge en un mundo turbio donde la línea entre el bien y el mal se desdibuja. Desilusionado y desencantado, abraza su papel como antihéroe, luch...
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Saitama: "Buena suerte, y cuida tu atractiva cara "Príncipe Cyborg"".
Saitama recordaba con humor los comentarios que leían en línea sobre Genos. Con una sonrisa, Genos se dirigiría hacia la guarida de héroes de Ciudad Z, donde se desarrollarían los eventos como en la historia original. Allí, Genos tendría las mismas interacciones con Silver Fang, quien le informaría que fue convocado para intentar detener un meteorito que amenazaba con destruir la ciudad.
Como en la trama original, la ciudad comenzaría a ser evacuada mientras Genos se posicionaba en el lugar previsto para el impacto del meteorito. En ese momento, se encontraría con Metal Knight, otro héroe que también había llegado para enfrentar la amenaza. Los intercambios entre Genos y Metal Knight seguirían sin desviaciones del guion original.
Metal Knight procedería a lanzar su arsenal más avanzado contra el meteorito, buscando detenerlo antes de que impactara. Sin embargo, sus esfuerzos serían inútiles, ya que sus armas no lograrían siquiera marcar la roca espacial. Al darse cuenta de esto, Metal Knight abandonaría la escena, dejando a Genos solo y sin apoyo. Justificando su retirada, Metal Knight diría que solo había venido para probar sus nuevas armas y que la misión estaba más allá de sus capacidades.
Enfrentándose al inminente desastre, Genos se sentía desesperado, reconociendo la falta de apoyo y la ineficacia de Metal Knight, tal como Saitama siempre criticaba. No obstante, la enseñanza de su sensei sobre romper los límites mentales resonaba en su mente, infundiéndole el coraje necesario para enfrentar este desafío titánico. Recordando las palabras de Saitama, Genos encontraba en sí mismo un renovado vigor y determinación.
En ese momento crítico, Silver Fang se aproximaba a Genos, observando su resolución y decidido a apoyarlo con unas palabras clave.
Silver Fang: "Veo que eres el único que queda que ha decidido hacer algo, así que aquí es donde puedes brillar, demuestra que eres el más apto".
Estas palabras, junto con el recuerdo de su sensei, impulsaban a Genos a superar sus propias expectativas. Con un espíritu reforzado y una claridad enfocada, Genos canalizaba toda la energía disponible en su núcleo, preparándose para desatar su ataque más devastador contra el amenazante meteorito.
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El meteorito, ya adentrándose en la Troposfera y a escasos segundos de devastar la ciudad, se convertía en el blanco de un Genos decidido a darlo todo, sin importar las consecuencias personales. A pesar de su esfuerzo sobrehumano y la intensidad de su ataque, la realidad era cruda. Tal como en la historia original, la energía de Genos comenzaba a agotarse rápidamente. Con el corazón palpitante y la respiración entrecortada, observaba cómo, a pesar de su valiente intento, el meteorito continuaba su caída libre.
Solo quedaban 9 segundos antes del impacto, y Genos, exhausto y al borde del colapso, parecía haber llegado al límite de su capacidad. La ciudad parecía condenada, y el heroísmo de Genos, aunque noble, no parecía suficiente para cambiar el destino inminente.
Genos: "Quedan solo 9 segundos, será mejor que huyas Bang..."
En el momento de máxima tensión, Saitama emergía de las sombras con una tranquilidad desconcertante, la tensión y la desesperación parecían doblarse bajo el peso de su tranquila confianza. Ante la mirada perpleja de Silver Fang y el exhausto Genos, se preparaba para enfrentar una amenaza que había desbordado todos los límites conocidos de poder y esperanza.
Silver Fang, aunque sorprendido por la súbita llegada de este desconocido, no pudo evitar preguntar en medio del caos:
Silver Fang: "¿Quién eres? ¿También te enviaron?"
Saitama, con la calma característica de quien no reconoce la magnitud de los retos ordinarios, respondió mientras se posicionaba para saltar.
Saitama: "Solo soy alguien que no quiere que su casa sea destruida, ahora huye con Genos".
En un instante, con la fuerza de su formidable poder, Saitama despegaba del suelo, dejando una vibración en el aire que hacía temblar los cimientos del edificio. Era un espectáculo de poder puro, una demostración de que, cuando se trataba de proteger lo que le importaba, no había límites.
El cielo parecía oscurecerse ante su ascenso, mientras Saitama se lanzaba hacia el meteorito que descendía con una velocidad aterradora. Los segundos parecían estirarse en el tiempo, cada uno lleno de un suspenso casi insoportable.
A medida que se acercaba al gigantesco meteorito, Saitama canalizaba su poder en un solo puño, determinado a no dejar que nada dañara su ciudad. Justo antes del impacto, con el rostro serio y la resolución ardiente en sus ojos, exclamaba:
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Saitama: "No... te... atrevas... a caer... ¡EN MI CIUDAD!"
Con un puño extendido hacia el meteorito, Saitama lo atravesó con una fuerza digna de los mismos dioses, El impacto era monumental, liberando una energía que iluminaba el cielo. En instantes, el meteorito se agrietaba, fracturas profundas que se expandían por toda su estructura hasta que, finalmente, explotaba en un brillante espectáculo de destrucción.
Los pedazos del meteorito se dispersaban en un diluvio caótico sobre la ciudad, cada fragmento una amenaza mortal. Saitama, mientras descendía, se daba cuenta del nuevo problema que había creado.
Saitama: "Ah... mierda..."
Silver Fang, con una determinación feroz, empleaba su técnica "Puño de Agua que Fluye Roca Aplastante" para destruir los fragmentos que se dirigían hacia Genos, protegiendo al joven héroe en el proceso.
Saitama observaba con una mezcla de resignación y alivio la destrucción causada por los fragmentos del meteorito, que ahora se dispersaban por la ciudad como escombros mortales. Con un tono de voz sereno y despreocupado, pronunció unas palabras que reflejaban su habitual actitud tranquila ante la adversidad.
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Saitama: "Pues bien, supongo que asunto arreglado".
