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¿Cita?

Lamentablemente, faltan cuarenta minutos para la "cita" con Cindy. No era algo que quería pero me sabe mal rechazar a la gente y dejarlos plantados. Me duele.

Voy a la casa de Arleth media hora antes para recogerla, luego de haber acordado que haríamos para destruir esa "cita". Me parece algo extremo... No sé si lograré fingir que soy cien por ciento novio de Arleth.

Su casa sigue igual, el olor a naranjas, azucenas, lirios, orquídeas y muchas otras flores que no consigo identificar invaden mis fosas nasales en cuanto piso fuera del taxi. Un maullido me desconcentra de tocar la puerta, haciéndome mirar alrededor para encontrar al felino que maulló.

Decidí rendirme y no buscar más, entonces alguien abre la puerta de repente y me da en la nariz. Obviamente suelto un alarido de dolor, me dió durísimo.

—¡Pero cómo no vas a mirar cuando abres!— grito encolerizado.

—¡Ay perdón! ¿Y cómo esperas que supiera que estabas...?— me grita una voz femenina, que resulta ser Arleth —¡Oh la bienheureuse mère bénie¹! ¿Que hice...?— se pregunta preocupada mientras mira mi nariz sangrando. —Ay no Arthur, perdón, realmente no sabía que estabas ahí...

—Ya ya, tranquila. Se va a curar eventualmente.— intento tranquilizarla, no me gusta verla llorar aunque está sea la primera vez que la veo así.

—Pero te rompí la nariz... Al menos grítame, me hace sentir mejor.

—No Arleth, no te voy a gritar.

—¡Pelotuda!— grita alguien desde la ventana, cuando alzo la vista es un niño.

—¡Augusto, sal de ahí!— grita Arleth preocupada —¡Blanche, André, surveillent les enfants!²

¿Quién es Blanche? Bueno, quizás no me incumbe.

Con una sonrisa tímida me deja pasar, permitiendome descansar en el sofá mientras la espero. La casa no es fea, parece una casa rústica. Tiene algunas fotos y solo una me llama la atención.

Es el cuadro más grande de la sala, en él se aprecian una mujer en sus cuarenta junto a un hombre rondando los cincuenta. Entre ellos hay tres jóvenes, dos mujeres a los costados y un hombre en el centro. Supongo que una de las chicas es Arleth, aunque ahí tenía el cabello corto sobre los hombros, ondas aún cayendo como caen ahora. Ella sostiene un gato negro, un Bombay. La otra chica sostenía dos niños con ocho años, siete aproximadamente. Tenía el pelo carmelita largo hasta las caderas y ojeras. El joven también tenía ojeras, y tenía una cara de "me vale una mierda todo el mundo". Supongo que ese es André. Sus ojos están rojos en la foto. ¿Llorar?

—En ese entonces hacía mi primera rehabilitación del tabaco.— murmura la misma voz gruesa que me causa escalofríos desde que la escuché.

—¿En serio?— pregunto, intentando enmascarar mi miedo.

—Sí. Después me volví adicto al alcohol y volví al centro de rehabilitación.— replica despreocupado, tranquilo de la vida.

¿Cómo puede ser así de abandonado?

—André, saldré con Arthur a cenar, no me esperen y pueden pedir a domicilio.— habla Arleth con confianza y autoridad, el sonido de tacones altos sonando con cada paso que da.

Ella viste un vestido carmesí por debajo de las rodillas, pendientes de aro plateados y un collar de perlas. No puedo evitar mirar su cuerpecito en aquel traje, se ve espectacular.

André me da en la cabeza, mirándome como diciendo: "si la tocas te mato y te despellejo, ¿entendiste?" Yo como todo chivito que soy asiento.

Es que da miedo.

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Un restaurante al aire libre... Genial. Y yo que ya me estaba acostumbrando al aire acondicionado... Igual no me quejo, me gusta más así.

Arleth se quedó con mi chaqueta, le dió frío hace un rato.

—¿Crees que deberíamos pedir algo? Cindy tiene media hora de retraso...— le pregunto, mirando como ella recuesta su cabeza en mi hombro, girandola para mirarme.

—Mi prima siempre ha sido impuntual. No me sorprende.— musita entre dientes. Supongo que las disputas familiares en la familia de Arleth están a otro nivel.

—¿Tienes hambre?

—Un poco...

—¡Mesero! ¿Me trae la carta por favor?

* . °•★|•°∵ ∵°•|☆•° . *

—Oye esto está rico.— murmura mientras toma una cucharada de un bisque³ de langosta.

—¿Puedo probar?— interrogo, queriendo disfrutar ese bisque también.

Se ve apetitoso.

Por mi parte decidí pedir pavo con papas, es algo que disfruto y entra en mi dieta. Aumento de peso demasiado rápido.

Sostengo el tenedor para que ella pruebe lo mío mientras ella hace lo mismo con su sopa, aunque ambos nos reímos como locos. Parecemos una pareja, y realmente no me importa. Ella está feliz y yo también.

—Oye Arthur, ¿se te antoja una cervecita?

—¿Por qué no? Una siempre viene bien.

Y la noche pasa lento, ningún rastro de la mujer que me citó a este lugar en ningún rincón.

Luego de la comida, las dos cervezas que bebí y un poco de caminata, encontramos a un señor con un saxofón. Arleth se le acerca cuidadosa y pregunta.

—¿Conoce "Careless Whisper"?

Y de alguna manera, me veo envuelto otra vez en un baile con ella, mi nariz rozando la suya mientras arropa mi cuello con sus brazos y posa mis manos en sus caderas.

—A veces me pregunto si caíste del cielo o eres así de fábrica.

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1: ¡Ay la santísima madre bendita!

2: ¡Blanche, André, vigilen a los niños!

3: Se llama bisque a una sopa velouté, cremosa y muy condimentada de origen francés, elaborada clásicamente a partir de un coulis de crustáceos. Puede hacerse de langosta, bogavante, cangrejo, gamba, cigala o cangrejo de río. Suele servirse caliente, a veces decorada con perejil finamente picado o trocitos del marisco empleado.

Modelo de amorWhere stories live. Discover now